Reunión de mujeres: una de ellas está por contarle a sus amigas acerca de su nuevo compañero de trabajo pero el auditorio está distraído, porque una está usando Snapchat, otra fotografiando su plato de comida para Instagram y la que suele ser más receptiva, hablando por WhatsApp. La escena se replica en millones de espacios donde el encuentro, paradójicamente, da lugar al desencuentro. Parejas que ven escabullirse el diálogo cara a cara porque priorizan las redes sociales. Hijos ausentes… Padres esquivos… Funciones de teatro interrumpidas por el timbre de un celular…
¿La culpa es de la tecnología?