Hablando de sustancias que elevan el deseo y favorecen los encuentros apasionados, lo que comúnmente llamamos afrodisíacos, me veo obligada a destacar al amor, que es el número uno de la lista, el más poderoso.
Sabemos que existen comidas que potencian el deseo, perfumes, aromas, cremas, especias, que se pueden utilizar como accesorios. No obstante, ninguno se compara con el poder que tiene el amor sobre el deseo.
A pesar de ello, para muchas mujeres no siempre el amor es tan afrodisíaco porque no pueden disfrutar con la persona amada, ni tener un orgasmo, y en los casos más extremos no sienten nada durante el coito.
Esto sucede debido a que hay situaciones, preocupaciones, pensamientos, diferencias, discusiones que llegan a la cama. Es de esperarse que así ocurra porque el sexo no es un hecho aislado en la vida de la pareja y generalmente comienza fuera del dormitorio. Y, de acuerdo a la personalidad y a la modalidad de resolución de conflictos que tiene cada pareja o cada persona, se convierten en un evidente síntoma que amenaza la relación y el amor.
El temor suele gozar de la compañía, de la ansiedad y de la angustia.
El amor está pero se ha olvidado y la conexión fuerte que predomina es con el miedo. Sólo cuando se haya abandonado el miedo y se restablezca el lazo con el amor propio, autoestima y luego con el amor hacia el otro, comenzará nuevamente a emanar su fuerte poder afrodisíaco.