Muchas personas sufren de fobias, éstas son muy variadas y algunas hasta impensadas. En la sexualidad este tipo de problemáticas no son ajenas, porque entre los padecimientos las fobias sexuales están a la orden del día.
Las fobias sexuales tienen un rasgo más recurrente que es el temor persistente e irracional asociado al deseo compulsivo, de evitar sensaciones o experiencias sexuales. A las personas que les pasa esto, reconocen el miedo como irracional o excesivo. Hay casos de temor a mirar sus genitales, o a los del sexo opuesto, a tener contacto con ellos, a un beso profundo, a ser penetradas, a penetrar, al tamaño, a la forma del cuerpo, etc.
A quienes les pasa esto, siempre encuentran buenas excusas para posponer el momento del sexo, se llenan de actividades, llegan tarde al encuentro con su compañero, evitan situaciones en los que se pueden encontrar a solas entre otras conductas.
En muchos casos las personas desarrollan otra patología sexual, para evitar encontrarse con eso tan temido, en el caso de los hombres, puede ser eyaculación precoz para no tener que penetrar, falta de deseo, o una disfunción eréctil. En casos extremos, algunas personas transcurren toda su vida con este temor irracional, e incluso llegan a terminar vírgenes sus vidas.
Como en todos los casos en los que existe un padecimiento sexual, la falta de información juega un papel fundamental, los mitos contribuyen en la generación del problema y lo refuerzan. Generalmente a esta creencia errada se la acompaña de un trauma, que no necesariamente es una violación o un abuso pero sí que se lo suele atribuir a la génisis de problemas posteriores en la vida sexual.
El trauma puede haberse producido por una educación restrictiva, que castiga la masturbación, o a nombrar los genitales; o bien a la situación extremadamente contraria, la de haber tenido acceso a visualizar escenas de sexo en la televisión, vídeos o revistas a edades muy tempranas donde todavía no se podían comprender. Por ello, para resolver la fobia tempranamente, hay que informarse, porque educarse en materia de sexualidad es la mejor forma de vivir plenamente.
Cuando aparece este temor descomunal que no se puede manejar y se tiende a la huida, es recomendable hacer una consulta lo antes posible con un profesional idóneo para iniciar un tratamiento.