Estas son fechas donde no se hace otra cosa que hablar del empoderamiento femenino, de lo mucho que hemos avanzado en la lucha que se comenzó hace años para que la mujer tenga el lugar que se merece. Muchas cosas se consiguieron, pero falta camino por recorrer, hay que seguir para terminar de una vez por todas con las brechas de género que engloban a otras tantas, como las económicas y las laborales.
Pero este día no sólo es ideal para tomar conciencia sobre ésto si no también para que comencemos a pensar en nosotras, como seres individuales, y no sólo inmersas en una sociedad desigual. Porque no toda lucha es a nivel social y cultural, también está la lucha interna, la personal que, en muchos casos, es la que más cuesta.
Por eso el 8 de marzo también debe ser un día especial para pensar en lo que realmente queremos, en darnos nosotras mismas el lugar que nos merecemos. Comenzar por una, tener claro los objetivos personales, laborales, sociales para, desde ahí, poder seguir avanzando.
La vorágine cotidiana, que no nos da tiempo para frenar un poco, nos impide tomarnos un momento para pensar qué es lo que queremos para nosotras y para nuestras vidas. Es hora de poner ese freno que tanta falta nos hace y darnos un espacio para crecer internamente, ya sea leyendo, tomando un café, escuchando música, meditando o charlando con una amiga.
Estos momentos ayudan a mantenernos en eje y seguir con más fuerzas con las tareas porque nos regalamos tiempo, ese tiempo tan preciado y tan sanador. Destapar lo que sentimos, liberar las emociones sana, nos permite saber qué queremos y qué mujer queremos ser.
Cuando tenemos claro el objetivo, el camino es más fácil. Lo importante es creer en una. No olvidemos que también nuestro ser es importante y que debemos cultivarlo a diario para convertirnos en mujeres completas y felices.
Llená tu vida de colores, por eso, en este día internacional de la mujer no cambies de lucha, complementala.