Como ya sabemos, la sexualidad no se reduce únicamente al coito, es mucho más amplia y abarca las caricias, los besos, los abrazos y los roces. Este mes centraré mi atención en los juegos previos a la penetración, es decir, las caricias sexuales.
Llamamos caricias sexuales a los mimos eróticos que pueden culminar con un orgasmo, o ser el comienzo de un encuentro. No son una práctica exclusivamente occidental ya que se realiza en todo el mundo, y es más, en muchos mamíferos existe una gran cantidad de juegos sexuales.
La previa forma parte de una sexualidad plena y completa. Muchas veces por la velocidad en la que vivimos y por este culto al coito, tomamos solo en cuenta la penetración. Es por esto que es muy común que muchas mujeres consulten por ser lentas para excitarse y para conseguir un orgasmo. Esta preocupación femenina nace de la exigencia de los hombres, de que ellas se acomoden a su ritmo.
Veamos qué sucede fisiológicamente, qué pasa en el cuerpo.
El proceso es el mismo tanto en hombres como en mujeres. El nombre científico es vaso congestión y consiste en irrigar de sangre toda la zona genital, de esa manera se produce la erección en el hombre. En el caso de la mujer, no hay erección visible y se irriga todo el clítoris, que se extiende alrededor de la vagina hasta unos seis centímetros de profundidad. Es el encargado de dar sensaciones de placer y producir orgasmos, y como su prolongación es tres veces mayor que el miembro masculino, requiere de mayor tiempo para excitarse y estar preparada. Por ello en esta fase el juego sexual previo a la penetración es fundamental para tener una relación sexual placentera.
Así como al hombre le gusta el contacto directo con su miembro, sea por tacto o en forma oral, las mujeres prefieren las caricias en el cuerpo, los besos, los abrazos y las demostraciones de afecto, y recién después, cuando ya se encuentran más excitadas, les gusta ser tocadas en sus zonas erógenas para elevar la temperatura y alcanzar el orgasmo.
El tiempo es el tiempo de la pareja, que va llevando un ritmo en esa comunicación y lenguaje corporal, es muy difícil relajarse cuando es sólo uno de los dos quien maneja esos momentos, ya que permanentemente se intenta lograr la unión en el mismo momento.
Sentirse y descubrirse, dejarse llevar, ayuda a desconectarse de los pensamientos y del ambiente exterior y facilita el orgasmo y la culminación de un encuentro satisfactorio y gratificante.
Lic. Yanina Cotarelo
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