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Vie, Abr

La aceptación como modo de vida

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Aceptar. ¿Qué es aceptar lo que nos depara la vida cuando es algo difícil de transitar, quizás doloroso, inexplicable, no esperable, y menos deseado? 

Aceptar, ¿tiene que ver con no sentir bronca o dolor frente a esas situaciones que la vida nos presenta y que nos destruyen? O, quizás, esté más relacionado con la idea que, a pesar, de que esas situaciones estén presentes en nuestra vida, podamos seguir adelante, dándole batalla a la vida y amándola con lo que ella traiga consigo. 

La vida tiene grises que la hacen ser lo que es, difícil y agotadora muchas veces, con preguntas que no encuentran respuestas, con dolores intensos, con amarguras, con piedras de diferentes tamaños, con dudas, con miedos, pero, también, con otras tantas cosas que la hacen maravillosa. Con personas que nos rodean, y nos acompañan en este viaje, con los que elegimos para transitar este camino, (nuestros elegidos), con pequeños momentos de enorme alegría, con caricias que nos llenan el alma, con mimos, besos y abrazos, con esperanza, y con sueños, con ese sentimiento indescriptible llamado amor que es el puente que nos une y nos hace ser mejores personas. 

Entonces aceptar, quizás, se trate de eso, de poder afrontar esas situaciones, personas, momentos, o cosas que no deseamos ni esperamos, pero que allí están, presentes, a veces muy a flor de piel, y que si tenemos en cuenta que todo pasa; podamos amigarnos con ello, y hacerle frente de una mejor manera. 

Seguramente haya personas que les cueste más internalizar esto y necesiten trabajarlo un poco más, es muy útil cuando esto pasa buscar un espacio terapéutico en donde poder conversar de esas sensaciones, de aquellos miedos, de cómo convivir con ellos. Pedir ayuda es un paso importante y el comienzo para conocernos y encontrar nuestros propios recursos internos y potencialidades. 

Todos en algún momento nos topamos con estas situaciones, con aquello que no es como deseamos o como creíamos que sería. Aquello en principio suele enojarnos, darnos bronca, ponernos en una situación de omnipotencia, de estancamiento. Pero, una vez atravesada esa brecha, en donde comprendemos que la vida es eso, hay que hacerle frente a las adversidades y seguir apostando a vivirla con el corazón;  que mas allá de lo que nos suceda, nosotros somos los que tenemos el poder de hacerle frente y de decidir cómo posicionarnos frente a eso. 

Una vez atravesada esa instancia, nos sentimos más fuertes, y podemos hablar de una palabra que es una de las más importante de la existencia humana; “la resiliencia”, que es la capacidad que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. 

En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento. Aprender y salir fortalecidos de situaciones dolorosas, es un continuo aprendizaje que tenemos como seres humanos, una tarea que vale la pena desarrollar.

Lograr la aceptación de un problema o situación, nos llena de calma, nos alivia el alma, nos hace crecer, nos transporta, nos hace entender de otra manera la vida. No es fácil, pero se puede, porque la vida no es sencilla, pero vale la pena agradecer el tenerla día a día.