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Vie, Abr

La hermosa tarea de dar la teta

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Cuando se habla de Lactancia lo primero con lo que se la relaciona es con la alimentación del bebé, pero dar la teta es mucho más que alimentarlo, es upa, comunicación, contención, es transmitirle el calor de la mamá al Bebé, es estar piel con piel.

La leche materna es el mejor alimento que un bebé puede recibir; hecho a su medida, según sus necesidades, con todos los anticuerpos imprescindibles, siempre disponible, ya esterilizado y con la temperatura justa. Para la mamá, el placer y la satisfacción de saber que su bebé crece a través de lo que ella produce, es inigualable. El vínculo que se genera pasa a ser único e irremplazable.

Para que el primer encuentro entre Mamá y Bebé sea totalmente placentero el Doctor Colombo explica: “luego del parto, ya sea vaginal o por cesárea, el bebé tiene un tiempo de alerta. Ese tiempo es ideal para ponerlo al pecho y debe ser un momento de intimidad único. Es importante saber que lleva un tiempo conocerse y requiere de mucha paciencia. Lo ideal para que la diada se conozca, es que estén lo más tranquilos posibles, sin interferencias. El papá puede ayudar, alcanzando una almohada, bebida, o simplemente acompañando este momento para que la mamá se sienta contenida”.

La posición correcta para amamantar es colocando la panza del bebé con la de la mamá. Es importante estimular al bebé para que abra bien la boca. Una opción, es sacar un poco de calostro, jugar con el pezón y su labio inferior. Cuando abre bien la boca, es el momento de colocarle una porción de teta, evitando que se prenda solo del pezón. Procurar que el bebé se lleve a la boca la mayor cantidad posible de aréola y pezón. No hay que tener miedo a que, por estar bien pegado a la teta, no pueda respirar, lo hace sin inconvenientes. Los labios deben estar formando una V. Una buena producción depende de una buena prendida y una succión efectiva.

En cuanto a las posturas, cada  mamá y bebé pueden ir probando y ver cuál les resulta más cómoda. Siempre es importante que la mamá tenga la espalda bien apoyada y que esté cómoda.

Diferentes posiciones para amamantar

Posición Clásica: la cabecita del bebé apoyada en la articulación del codo materno. Una almohada entre su cuerpito y la falda de la mamá le dará al bebé un apoyo seguro en caso de ser muy pequeño y descanso al antebrazo de su madre.

Posición invertida: El bebé apoyado sobre una almohada debajo del brazo de la madre, del lado que se vaya a amamantar. Sostener los hombros del bebé y la base de la cabeza colocando la mano por debajo de las orejas. Esta posición permite alimentar a mellizos en forma simultánea. También es útil en caso de cesárea y en recién nacidos prematuros. Facilita el “vaciado” inferior y exterior de la mamá.

Posición acostada: Acercar el bebé al pecho, de modo que ambos queden enfrentados, panza con panza. Una almohada colocada en la espalda de la madre y otra entre las rodillas la ayudará a estar más relajada.

El “Tiempo de las tomas”, lo maneja cada bebé. Hay que ponerlo a la teta, dejarlo que tome todo lo que él quiera y cuando se suelta pasarlo, si él quiere seguir tomando, a la otra. “Este punto es muy importante, ya que la primera leche es más aguada y luego comienza a salir la más rica en grasas, y es la que lo hace engordar” expone el especialista. La frecuencia indicada es entre 8 y 12 tomas al día. “No tienen que pasar más de 3 horas, sin tomar, esto se denomina LIBRE DEMANDA”, agrega el Dr. Colombo.

Hay que tener en cuenta que muchas veces los bebés lloran y no siempre es por hambre, puede molestarle el pañal, la ropa, tener frío o calor, o dolerle la panza. Por lo tanto es conveniente ofrecerles siempre el pecho, los calmará por su necesidad de succión, hábito que se inicia desde la panza con sus dedos. Un bebé que terminó de mamar y sigue hociqueando y chupeteando, se puede interpretar como “succión no nutritiva”, que puede ser satisfecha con el pecho, aunque la mamá sienta que ya no está tan cargado. Recordar que no se recomienda el uso del chupete, ni tetina hasta que esté establecida la lactancia (esto ocurre después de los primeros 20 o 30 días) ya que puede provocar confusión de succión. No hay que olvidar que un bebé necesita: alimentación frecuente, mantener alerta a su cuidador y ejercitar la succión.

Durante la lactancia, lo primero que recibe el bebé se llama “calostro”. Se trata de un fluido de color amarillo claro, de consistencia viscosa y compuesto por inmunoglobulinas (anticuerpos), agua, proteínas, grasas y carbohidratos. Este fluido cubre perfectamente las necesidades alimentarias de los primeros días. Es la “primera vacuna” que le das a tu bebé. La leche madura, se diferencia de la de fórmula, ya que varía su composición según la hora del día, la duración de la mamada y las necesidades de cada bebé. Posee proteínas de alta calidad, cuyo nivel no se ve afectado por la ingesta de la madre.

El Hierro de la leche materna se absorbe bien en el intestino del bebé. Por esta razón es raro encontrar algún niño anémico si se alimenta solo de pecho.

Mientras se está amamantando, es importante que la madre cuide su alimentación, debe comer productos nutritivos y variados, además de consumir abundantes líquidos. Todos los elementos nutritivos que ingiere la mamá se trasmiten al bebé. Lo ideal es consumir verduras, frutas frescas y de estación, distintos tipos de carnes y productos integrales. La ingesta y las reservas contribuyen tanto a la producción de leche como al mantenimiento de la madre. Si la madre no se alimenta correctamente, la leche se va a producir igual, siempre y cuando la prendida y succión sean correctas. “Es importante restringir el consumo de café, gaseosas cola, te y mate, ya que tienen cafeína y pueden hacer que él bebe le cueste dormir y se sienta molesto”, resalta el Pediatra. 

Si se desea guardar la leche materna, la mamá debe extraerla en forma manual o con la ayuda de un sacaleches (manual o eléctrico) y conservarla en un frasco estéril y con tapa. La leche extraída que se conserva en la heladera debe colocarse en el primer estante, evitando dejarla en la puerta. A temperatura ambiente hasta 26° se puede mantener entre 6 a 8 horas, sin refrigeración. En la heladera dura hasta 48 hs., en congelador hasta 15 días y en freezer hasta 3 meses.

Para calentar la leche materna extraída, se recomienda colocarla en un recipiente bajo el chorro de agua caliente, hasta que quede a temperatura ambiente, evitando hervirla, calentarla a baño maría o el uso de microondas. Para desfreezarla lo ideal es pasarla la noche anterior a su uso, a la heladera y luego seguir el procedimiento de calentamiento. La leche que ha sido descongelada, no se puede volver a frezar. Por lo tanto si el bebé no la toma debe descartarse. 

Si la madre no tiene leche, debe consultar con su pediatra, quien evaluará la situación. Éste puede derivar a una Puericultora, especialista en lactancia, para que vea cuál es la razón y la posible solución. Recordemos que todas las mujeres pueden amamantar y producir leche. Se pueden utilizar técnicas de extracción con sacaleches para aumentar la producción, el uso de un relactador (sonda de lactancia) y varias opciones más. No se le debe suministrar leches de fórmula a un bebé si no es indicado por el pediatra, que indicará la cantidad necesaria que el bebé debe ingerir dependiendo del peso del mismo.

Si la madre trabaja, cuando regresa al hogar y durante el tiempo que se encuentran juntos, se le vuelve a dar el pecho a libre demanda.

Asimismo La OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) recomiendan, la lactancia materna exclusiva durante los primeros  6 meses. Luego, se comienza a dar alimentos complementarios y se sigue amamantando, hasta un mínimo de dos años. Esto depende de cada díada, del apoyo que tenga la mamá y de lo que quiera cada mamá y su bebé. 

Las madres que amamantan necesitan apoyo y ayuda en las tareas de la casa, ya que la lactancia lleva tiempo y dedicación. Es recomendable que la madre descanse, todo lo que pueda para poder recuperar fuerzas y estar disponible para cuando el bebé lo requiera. 

Beneficios de la lactancia para el bebé:

-Nutrición óptima, (la mejor de las leches) especialmente para el sistema nervioso central. La leche materna también es la alimentación adecuada para los bebés prematuros. 

-Menor incidencia de hiperbilirubinemia (ictericia) neonatal.

-Mejor desarrollo psicomotor, emocional y social.

-Menor incidencia de muerte súbita, de desnutrición infantil, de colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn y de infecciones respiratorias, digestivas y urinarias.

-Protección contra infecciones del oído medio.

-Mejor reacción a las vacunas y mayor capacidad de defenderse más rápido contra las enfermedades.

-Protección contra obesidad e hipercolesterolemia.

Beneficios de la lactancia para la mamá:

-Favorece el establecimiento del vínculo madre - hijo.

-Refuerza la autoestima dando satisfacción emocional a la madre.

-Menor sangrado posparto.

-Menor riesgo subsiguiente de anemias.

-Mayor espaciamiento entre embarazos.

-Menor riesgo de padecer cáncer ginecológico.

-Menor depresión postparto.

-Más rápida recuperación física.

-Ayuda a estilizar la silueta, al utilizar los depósitos de grasa de reserva posparto para producir leche.

 -Importante ahorro de dinero para la familia.

Higiene e hidratación de la mama.

El periodo de lactancia no exige ninguna medida de higiene extraordinaria. Se recomienda a las embarazadas hacer una higiene de las mamas, sólo con agua durante la ducha diaria, sin aplicar jabón en la areola y pezones porque éste quita la grasa natural de la piel, haciendo que se agrieten fácilmente. No se recomienda el uso de crema de caléndula.

El sol fortalece la piel de los pezones cuando se toma  de 10 a 15 minutos diarios (tener en cuanta no hacerlo en las horas de alta exposición). El aire mantiene sana la piel liberándolo del exceso de humedad.

Se recomienda luego de cada toma, sacar un poco de leche con la mano y pasarla por los pezones para humectarlos.

No usar corpiño con aro durante la lactancia, ya que puede provocar algún tipo de obstrucción.