29
Lun, Abr

Decir NO a los padres

Typography

Los padres también debemos tener límites, debemos ser capaces de mirarnos para detectar y reconocer nuestros errores. Debemos aprender a decirnos NO a nosotros mismos cuando sea necesario.

Los padres NO debemos pensar que somos una figura intransigente y rígida, que somos la autoridad de la familia y por lo tanto, que nuestros hijos deben acatar nuestras normas y hacer las cosas cuándo y cómo digamos.

Por el contrario, debemos ser sus guías, han nacido en nuestra familia pero ya tienen su lugar en el mundo, ya tienen su carácter, pronto sabrán lo que les gusta y lo que no, nosotros como padres, debemos estar a su lado para mostrarles el buen camino hacia su independencia.

NO debemos guiar a los hijos por el camino que nosotros no pudimos ser. NO hay que vivir a través de los hijos sino con ellos. NO se debe influir en su futuro con lo que hubiéramos querido para nosotros. Escuchar a nuestros hijos, saber qué opinan, nos permitirá formar parte siempre de su vida.

Los hijos NO se hacen personas disciplinadas por vivir en un ambiente dirigido por rutinas y normas rígidas. Por el contrario el niño que crece en un ambiente en el que se le da cariño, respeto y flexibilidad será un adulto cariñoso, respetuoso y flexible con los demás. Porque los padres somos sus primeros maestros y porque con el ejemplo se aprende, debemos tener siempre cerca el amor y la comprensión.

NO te dejés llevar por la comodidad. Si cuando tu hijo te pide ver un rato más de televisión accedés, aunque pensás que no es lo más correcto, pero así podrás descansar un rato antes de preparar la cena, si cuando vas por la calle tu hijo te pide golosinas y se lo comprás aunque sabés que luego le va a influir en su apetito, pero así te evitarás una pataleta, pensá antes si lo que consentís le beneficiará o le perjudicará, pensá si lo hacés por él o por vos.

A veces, el cansancio y la poca paciencia hablan por nosotros, pero es entonces cuando debemos ser fuertes y explicar a nuestro hijo que ya ha visto suficiente televisión animándole a jugar juntos o a leer un rato, debemos ser disciplinados con nosotros mismos y explicarle que pronto tendrá que comer. NO hay que consentir a los hijos con la excusa de que estarán más contentos o nosotras más tranquilas.

NO debemos asociar los deseos del niño con necesidades reales. No confundas el no darle todo lo que pide con el no quererlo, muchas veces decimos “quiero que tenga lo que yo no pude tener”. Preguntate si es más feliz un niño jugando con sus padres al veo-veo o al escondite, o un niño sólo en una habitación llena de juguetes. Cuando a un niño se le compra todo cuanto pide o cuando se le rompe algo se lo reponemos, no valorará lo que tiene, no aprenderá a usar la imaginación y lo peor de todo, es que hará de una costumbre un derecho volviéndose exigente y caprichoso.

NO te dejés llevar por el sentimiento de culpa porque trabajás fuera de tu casa o porque estás separada de tu pareja.

NO estés constantemente negando todo por sistema pensando que si cedés en algún momento, te perderá el respeto. Se trata de que ambas partes convivan y disfruten con ello. Sabé encontrar el equilibrio y reconocer cuándo hay que relajarse y cuándo hay que mantenerse firme. Por ejemplo, si cuando estás en el parque, con tu hijo de 3 años, vas detrás de él con frases como “no te subas tan alto que te caes”, “no te tires por el suelo que te manchas el pantalón nuevo”, “no te metas las cosas en la boca”… el niño se frustra antes de empezar y dejará de tener la curiosidad que lleva al aprendizaje. Lo mejor es que te preguntes ¿hay peligro?, ¿es realmente un problema que se manche la ropa?, ¿existe riesgo para su salud?. Y entonces relajarse y cambiar las frases por otras del tipo: “estás subiendo muy alto, me quedo a tu lado por si necesitas ayuda”, “madre mía como te estás poniendo, en cuanto lleguemos a casa a la ducha”, “no te metas las cosas en la boca”.

Decir que NO es el complemento al SÍ que les hace entender que hay unos límites y que pueden hacer muchas cosas pero no todas.