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Dom, Abr

Miedo al cambio: cómo superarlo y avanzar

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Aunque no nos demos cuenta la única situación permanente de la dinámica de la vida es el cambio. Las personas, las cosas, los momentos se modifican constantemente.

 

Esta dificultad en la percepción del constante cambio de la vida, lleva a que ignoremos que hoy no somos la misma persona en ningún aspecto de la que fuimos, no diez años atrás, sino uno, y tampoco lo seremos en el futuro. Esta dificultad perceptiva, lleva muchas veces a los seres humanos, a tener miedo al cambio, ya que desconocemos que mutamos permanentemente.

 

El cambio es modificación, transformación, creatividad, crecimiento y, en definitiva, aunarnos con el impulso vital. 

 

Muchas veces hay aspectos de nuestras vidas que no nos agradan: actitudes, conductas; un trabajo en el cual nos sentimos insatisfechos, relaciones con las cuales nos sentimos mal o dificultades y problemas de los cuales no podemos salir.

 

Hay dos maneras de afrontar los cambios: con optimismo y confianza, o  sintiendo inseguridad y miedo (al fracaso, a quedarnos paralizados y no saber cómo actuar o a la angustia por temer que cualquier modificación es una alternativa peor). Aparecen pensamientos tales como: "Yo soy así y así he sido siempre", "es muy difícil cambiar” y muchas veces también imágenes de situaciones futuras inexistentes y amenazadoras.

 

El cambio nos da miedo, porque es enfrentarse a lo desconocido entonces lo imaginamos amenazador. Muchas veces pensamos que no poseemos las herramientas o conocimientos necesarios para manejar situaciones nuevas o diferentes y tememos la crítica de las personas que nos rodean en el caso de no obtener los resultados esperados. Somos muy autocríticas y autoexigentes con nosotras mismas, generalmente sólo visualizamos y nos enfocamos en lo negativo del cambio, las cosas que perdemos, sin tener en cuenta los beneficios que puede provocar si lo intentamos.

 

Los miedos más frecuentes son: a no poder, a no ser capaz, a no saber cómo hacerlo, a quedarme sola (que me rechacen), a ser diferente, a equivocarme, a no encontrar nada que me guste, a defraudar a los demás y a lo desconocido.  

 

La manera de enfrentar el cambio, depende en gran medida de cómo lo categoricemos, si como una oportunidad de crecimiento y transformación o como una situación temida.

 

Cuando nos sentimos seguras y capaces, lo vemos como un reto o una motivación positiva para crecer. Por el contrario, cuando nos sentimos incapaces o poco valiosas, nos asusta e, incluso, nos disgusta. En esos momentos pensamos: “Quiero cambiar, necesito cambiar esos aspectos de mí que no me gustan y me hacen sentir mal, pero no puedo hacerlo”.

 

Nuestros pensamientos e imágenes internas determinan nuestras emociones y eso nos lleva a actuar con seguridad y determinación o con miedo e inseguridad. Ese comportamiento puede resultar eficaz y otras veces no tanto, al momento de conseguir nuestros objetivos. Si pensamos que no somos capaces de crecer o modificar aquello que nos disgusta, sentimos angustia, miedos, impotencia, etc.

 

Uno de los aspectos importantes es cambiar nuestros pensamientos e imágenes internas negativas, que generan emociones negativas, por otros positivos, que nos lleven a emociones de bien estar, de calma y de seguridad. Es importante aprender a percibir el cambio como una oportunidad de desarrollo y crecimiento. Hay que tomar conciencia que el cambio nos permite obtener la libertad necesaria para mejorar nuestra calidad de vida e introducirnos de forma mágica e inmediata en la corriente de la vida.

 

Para superar los miedos  y poder seguir creciendo, es importante que:

 

-Confiemos en nosotras mismas y en nuestra capacidad para poder cambiar

-Aprendamos a poner un límite a nuestra descalificación interna y externa

-Cambiemos las ideas e imágenes negativas sobre nosotras mismas y el mundo que nos rodea para centrarnos en nuestros aspectos positivos, en las cosas que podemos lograr

-Dejar de ver el cambio como algo negativo sino ver los beneficios que eso puede traernos a nuestras vidas

 

Como dije al principio, es importante aprender a percibir que la única situación permanente de la dinámica de la vida: es el cambio.