Se considera una “enfermedad crónica aquella de larga duración y por lo general de progresión lenta”. (OMS).
Cuando a algún miembro de la familia se le diagnostica una enfermedad de este tipo, suele provocar un impacto más o menos intenso que puede alterar cierto equilibrio de la trama vital familiar: sus ritmos, sus costumbres, sus dinámicas, etc.