Querer complacer al compañero puede convertirse en una obsesión. Lograr un buen rendimiento y servir, para no decepcionar, no es saludable, porque conlleva una fuente de emociones autodestructivas.
Cumplir todo tipo de fantasías es bueno para la pareja si ambas partes están de acuerdo. Lo que no es bueno es complacer todas las necesidades del hombre hasta el punto de dejar de lado las tuyas.