El sentimiento hacia un hijo comienza a constituirse a partir del deseo de ser madre, aún antes de la confirmación del embarazo y, en el caso de la adopción, en el momento en que ésta se decide. La madre y el padre “crean” al hijo y al vínculo que establecerán con él, imaginan al futuro bebé y lo van configurando en sus pensamientos y emociones.
Al dar paso a la maternidad muchos sentimientos diferentes, aunados o encontrados pueden surgir en la mujer-madre. Algunos tienen que ver con su propia historia, otros con la capacidad de aceptación y la de acomodarse con lo nuevo, con la llegada de un ser que se encontrará en total dependencia afectiva y de cuidados.