Radiofrecuencia

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     La radiofrecuencia (RF) es un tratamiento estético ambulatorio, seguro, no invasivo, que no necesita anestesia, que conquista la renovación de los tejidos y sirve para combatir la flaccidez y la celulitis. No recurre a inyecciones ni cirugías quirúrgicas por lo que no necesita tiempo de recuperación y se adapta a cualquier tipo de paciente sin causar dolor, sólo una sensación de calor en la zona a tratar.

     El centro de batalla de la RF es la dermis, donde se apoya la epidermis, que posee fibras de colágeno y elásticas que le dan a la piel la forma y la resistencia necesaria, y que además cumplen la función de facilitar el intercambio metabólico y nutritivo con la epidermis.

     Con el paso de los años estas funciones que realiza el organismo en forma natural se hacen más lentas y graduales. Pero esta situación se puede revertir con la ayuda de un equipo de radiofrecuencia que tiene una punta que emite una onda eléctrica que estimula a que se eleve la temperatura profunda de la piel, sin ocasionarle daño. El cuerpo sale a defender la zona que se está calentando, enviándole los elementos regeneradores creyendo que está siendo agredido. Aumenta la circulación sanguínea y la zona se irriga de sangre arterial que tiene nutrientes y oxígeno, sustentos que necesita la piel para renovarse. Además, también se logra el proceso de desintoxicación debido a que el calor posibilita que las toxinas se dividan en partículas más pequeñas y la linfa pueda almacenarlas y luego sean eliminadas por la orina.

     Como la flaccidez es causa de la disminución de cantidad del colágeno y de la velocidad de producción, con el efecto térmico, se genera el aumento en la producción de fibras colágenas, cuya principal proteína es el colágeno que le concede suavidad y solidez a la piel, logrando un efecto lifting.

     La radiofrecuencia actúa a distintos niveles de profundidad, dependiendo de la frecuencia utilizada. Se la emplea para la estética facial y corporal ya que actúa en pliegues nasolabiales, líneas de la mandíbula, papada, área de debajo del mentón, flaccidez del cuello y muslos, contorno facial, piernas, glúteos, brazos, abdomen, parte interna de la rodilla, cejas, párpados, bolsas y ojeras.

     Una vez que se efectúa el tratamiento los resultados son sumamente favorables porque se contornea y reafirma la piel mejorando su textura quedando más tersa, suave, elástica y firme, se reduce la grasa corporal, se mejora el aspecto de la celulitis y las líneas de expresión y arrugas, se redefine el óvalo facial, se mejora el área del escote y las manos y se reducen las estrías y el doble mentón.

     Los cambios se notan de inmediato porque se mejora la calidad de la piel y ese efecto puede durar hasta dos años después del tratamiento. Si se suspende antes, el efecto logrado es por menos tiempo.

     No hay límite de edad para llevar a cabo el sistema de radiofrecuencia, sí se recomienda empezar a una edad acorde a la aparición de las arrugas para aletargar el proceso con el paso de los años. Sus sesiones no implican mucho tiempo, puede durar entre 10 a 30 minutos, dependiendo de la parte del cuerpo que se trate, al igual que la cantidad de sesiones.

     Este tipo de método no se recomienda a las mujeres embarazadas, a las personas que tienen marcapaso, tratamiento oncológico ó prótesis metálicas de tamaño importante en la zona a tratar, y a los epilépticos.