Ritmos de vida

Typography

Cuando el ritmo de vida es rápido y nos topamos con “gente lenta”, nos provoca sentimientos de “odio”. Lo vemos en situaciones cotidianas en las que venimos andando rápido y tenemos que negociar nuestro apuro con gente que camina a paso lento, tarda en bajar de un taxi, etc.


Desde que puedo andar más lento por la vida, deseo no tener que volver a correr ni sufrir de urgencias permanentemente.

 

Cuando no toleramos esos movimientos que se ven mas lentificados de lo que realmente son, es porque estamos andando a un ritmo que excede nuestra capacidad de tolerancia y perturba el disfrute por lo que hacemos.  

Son registros de la vida, de los otros, que nos alteran porque estamos al límite de nuestras fuerzas; y cuando no lo podemos admitir nos ponemos aún más exigentes con el afuera. Queremos que nos den "ese resto" que deberíamos siempre tener. Pasa, sí, y muchas veces resulta casi inevitable, pero lo importante es que no se transforme en un estilo de vida y de relación con el mundo. 

Yo abogo por un SLOW UP! (en vez del conocido Slow Down): andar despacio, pero ¡arriba!; conscientes de lo que hacemos, lo que generamos y lo que nos genera; con ganas de hacer, y haciendo; avanzando sobre nuestros intereses y necesidades, buscando disfrutar y procurándonos las condiciones para poder hacerlo, aún cuando nunca se termine de lograr, dejándonos ese colchoncito de aire (de vida) para poder relativizar las cosas.  

Andar por la vida "calmo" requiere de sabiduría; me refiero a la calma que surge del compromiso con la existencia, y el real entendimiento propio y de la dinámica del universo.

También es cierto que hay gente que anda lento porque posterga, desconoce o teme encausar sus entusiasmos; y otra que anda maníacamente por la vida llevándose todo por delante porque, al igual que el supuesto lento, hay cosas que lo convocan y no puede más que desatenderlas, atendiendo sólo las que le dan seguridad en su esquema conocido de funcionamiento. Ambas son manifestaciones neuróticas, extremas, que alejan a la persona de su verdad, o de una verdad que necesita ser asimilada en ese momento.

El tema me interesa y mucho. Es muy de estos tiempos y sirve darle un espacio para la reflexión, más allá de que todos tengamos un estilo, un ritmo o forma más habitual de andar por la vida. 

Ser conscientes de por qué andamos como andamos nos permite modificar lo necesario y/o en todo caso volver a elegir con más serenidad; sin culpar a nadie y mucho menos cuando nada tiene que ver con nosotros o nuestra empresa.

Insisto con el SLOW UP!, me gustó el concepto, al menos para mi vida.