La piel después del verano

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 En verano nos tentamos con el sol, pero debemos saber que el bronceado intenso que tanto nos luce, envejece mucho nuestra piel, tiene riesgo de manchado, y hace aparecer las arruguitas indeseables. No obstante, la piel se reseca también en contacto con el viento, la arena, el agua de mar, el cloro de las piletas, los cambios bruscos de temperatura y el aire acondicionado.

 Y encima, a veces, no se ingiere suficiente líquido y la alimentación es desbalanceada. Se produce entonces, una gran deshidratación y sequedad, opacidad, manchas, pigmentación irregular y envejecimiento prematuro.

Lo primero que se debe hacer para recuperar la piel es reiniciar, luego del verano, la rutina de tratamiento facial. Empezar desmaquillando el rostro, limpiándolo y tonificándolo.

A lo largo del día, la piel se ve cubierta por una fina capa de grasa, células muertas, polvo y residuos de maquillaje. Si no se retira limpiándola durante la mañana y la noche, esa suciedad puede entorpecer el funcionamiento normal de las glándulas y de los poros. Se pueden utilizar bifásicos o en gel, porque ambos retiran suavemente el maquillaje e hidratan la piel, liberándola de impurezas. 

Es importante, a su vez, no olvidar tonificar la piel a diario ya que permite retirar los residuos que quedan después de la limpieza, refresca la piel y afina los poros sin resecar. De esa manera está completamente limpia y preparada nuestra piel para recibir los productos hidratantes y nutritivos.

Asimismo, debemos saber qué propiedades deben tener los productos que aplicamos sobre una piel dañada por el efecto del verano. Entre las más importantes encontramos las vitaminas A, E o C que actúan como antioxidantes; principios activos derivados del Aloe Vera, Verdana, Caviar y Cobre, que ayudan a descongestionar y reparar la piel enrojecida.

Para saber qué tipo de productos es aconsejable utilizar en el otoño y el invierno hay que realizarse un diagnóstico del tipo de piel y edad que determinará el producto ideal que la piel necesita.  

A partir de los 30, la regeneración celular se vuelve más lenta, dando paso a los primeros signos de la edad. Para contrarrestar ésto hay que utilizar una crema hidratante con protección FPS. 

A los 40, los cambios hormonales se notan en la piel que empieza a ceder y es necesario mantener el nivel óptimo de agua para combatir los signos. Recurrir a un tratamiento hidratante y reconstituyente intensivo, que le devuelva la elasticidad y firmeza a la piel. 

A los 50, la debilitación y la resequedad son extremas, se acentúan los signos de la edad y la regeneración celular se reduce en casi un 50%. Las arrugas se profundizan y la piel se adelgaza debido a la pérdida de nutrientes esenciales. Para desacelerar este proceso es recomendable recurrir a tratamientos especializados, para ayudar a reparar las barreras que protegen las células de la piel. 

Al mismo tiempo, se puede complementar con máscaras que contengan sustancias activas provenientes de ciertos alimentos como el caviar o la incorporación de oligoelementos como el cobre, los cuales aportan importantes propiedades dermatológicas para el cuidado de la piel.  

Los tratamientos aconsejables en gabinete son diversos, pero el mejor aliado para recuperar la piel luego de un intenso verano, es el láser. Para eliminar o disminuir la presencia de manchas (lentigos solares), se necesitan varias sesiones en consultorio, con posterior uso de cremas de apoyo. Entre los distintos tipos de láser (depende del tipo, ubicación y los años que posee la mancha) se encuentra el CO2, Luz Pulsada o NDyag Qswitched.

El CO2 Dot láser permite tratar las secuelas cicatrizales (incluso muy antiguas), rejuvenecimiento facial, arrugas, ojeras, hiperpigmentaciones, queratosis, nevos. Y sobre todo lifting sin cirugía con el sistema Dot. Es ideal en cuello y escote donde el resultado es excelente para borrar arrugas, manchas e imperfecciones cutáneas (ej.: poros abiertos). 

A su vez, este tipo de láser estimula el colágeno y la oxigenación de la piel, lo cual genera el efecto adicional de renovación de todas las capas de la piel con un notable aspecto de rejuvenecimiento. Dos ó tres sesiones, según la indicación médica, de 40 minutos, cada dos ó tres meses. 

La Luz Pulsada o NDyag Qswitched es ideal para el rejuvenecimiento facial, iluminación del rostro, eliminación o aclaramiento de manchas. Mejora el aspecto de la piel, incrementa la formación de colágeno y elastina, retardando así el envejecimiento de la piel. El procedimiento es sencillo debido a que se recorre el rostro con las luces. Es absolutamente indoloro y sin ninguna secuela posterior. Sin enrojecimiento ni irritación alguna. Lo recomendable son cinco sesiones, una por mes. 

Está casi terminando el verano, ya es hora de comenzar a cuidar tu piel después de haberla golpeado durante estos meses de intenso calor.