Marie Curie: una mente brillante

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 Marie Curie fue una científica polaca, nacionalizada francesa, que descubrió la radiactividad y diferentes elementos como el polonio y el radio. Solidaria al máximo, dio a conocer sus inventos a todo el mundo para que puedan usarse con fines médicos, y en la Primera Guerra Mundial llevó ella misma los equipos radiológicos para ayudar a los soldados heridos. Humilde de niña, nunca sacó provecho del dinero ganado, sino que lo donó a instituciones y a estudiantes de química polacos. Falleció de cáncer después de padecer males de salud gran parte de su vida a causa de las radiaciones que ella misma había descubierto y que se utilizaban para combatir dicha enfermedad.

Marie Skolodowska, nació el 7 de noviembre de 1867, en Varsovia, Polonia. Su padre era Władysław Skłodowski, profesor de física y matemática, y su madre, Bronisława Boguska, maestra, pianista y cantante. Ya de pequeña conoció lo que significaba el dolor de la muerte, una de sus cuatro hermanas, Zofía, falleció de tifus y su mamá de tuberculosis. Por esta cruda enfermedad, los pocos años que pudieron estar juntas fueron duros, día a día veía el deterioro que padecía su madre y además no podían compartir muchos momentos y menos aún recibir caricias o abrazos de su parte para evitar el contagio. Por estos acontecimientos extremadamente tristes y duros pasó a ser agnóstica.

Fue siempre una niña culta e inteligente, a los cuatro años leía perfectamente, y ya demostraba interés por la cultura polaca, a pesar de que en su país los rusos habían impuesto la suya. Le apasionaba la historia y la física y fue una alumna ejemplar, por lo que se graduó a los 15 años con medalla de oro. Hablaba polaco, ruso, alemán y francés.

Como en esa época las mujeres de Varsovia no tenían acceso a la universidad, Marie tomó clases de noche, y en secreto, en la Facultad Flotante, (llamada así porque no tenía un lugar fijo para no ser encontrados por los rusos), para perfeccionarse en la física, que tanto amaba. Asimismo, su padre era uno de sus profesores y el que le inculcó su lado científico.

Su primo le ofreció a Marie el laboratorio donde trabajaba para que en sus momentos libres lo usara para estudiar y hacer sus experimentos, también la contactó con importantes científicos.

Cuando su padre se quedó sin el trabajo de profesor, la economía familiar cayó y para una mayor entrada de dinero alquilaron algunas habitaciones de su hogar. A su vez, Marie dio clases particulares y trabajó de institutriz para una familia rica. El hijo mayor de ésta provocó en la adolescente un profundo interés y se enamoraron. A causa de la diferencia social, cuando él le pide matrimonio, los padres del muchacho se ponen en contra de la relación dándole fin a la misma. Marie comenzó así con trastornos nerviosos que mejoró con el tiempo.

A pesar de su crisis, siguió adelante para concretar su profundo deseo, ir a Francia a estudiar en la Universidad. Sabía que sin dinero era difícil, pero no imposible. Cuando su hermana se casó y se fue a vivir a París, le dijo a Marie que la ayudaría para conseguir el dinero. Gracias a eso, más los ahorros de su padre y sus trabajos, a los 24 años cumplió su sueño, ingresó en La Sorbona. Allí vivió precariamente, pasando hambre y frío, por lo que se enfermó y estuvo anémica. Pero nada la frenó, su único fin era obtener la licenciatura en física y en matemática, y lo logró con honores, por lo que recibió una beca.

Consiguió su primer trabajo, el objetivo era estudiar las propiedades magnéticas de metales. Estaba feliz por haber logrado lo que de niña deseaba.

La vida le estaba dando una oportunidad y ahora era el turno del amor. En esos momentos conoció a Pierre Curie, un físico francés, jefe del laboratorio de la Escuela Municipal para la Industria Física y Química de París. Dialogaban por varias horas porque tenían muchos temas en común, en especial la ciencia, y Pierre estaba admirado de que fuera una mujer tan independiente, segura de sus objetivos, luchadora e inteligente. Se enamoraron y se casaron al año siguiente, en 1895. La boda fue muy sencilla porque no querían gastar el dinero destinado a la ciencia. Al tiempo tuvieron a su primera hija, Irene.

 

Pierre y Marie fueron muy compañeros, Marie tuvo que realizar una tesis doctoral y optó por investigar los materiales radiactivos, y su marido se abocó de lleno a trabajar junto a ella en dicha temática. Se centraron en el uranio en forma de pechblenda porque era más radiactivo.

Con constancia y conocimiento, descubrieron que el torio también produce radiactividad y aislaron dos elementos químicos, el polonio, nombrado así por su país de origen, y el radio, por su gran radioactividad.

Este trabajo no fue para nada sencillo, no tenían dinero suficiente ni los elementos necesarios para llevar la investigación adelante, pero de todos modos le hicieron frente. Ni siquiera los frenaron las secuelas que la radiación les estaba dejando en su cuerpo, que en una primera instancia eran sólo quemaduras, llagas y fatiga.

En 1902 se hacen conocidos a nivel mundial cuando le presentan a la comunidad científica sus descubrimientos. No quisieron patentarlos, optaron por enseñarlos para que todo el mundo tuviese claro conocimiento de ellos y pudiesen ser usados con fines médicos. Este gesto, impensado en la gran parte de los científicos fue bien visto y la pareja se lanzó a la fama y al reconocimiento.

Su experimento se convirtió en un aliado en la lucha contra el cáncer e inició el período de la industria del radio. Por primera vez con esta mujer científica, se empezó a hablar de radiactividad.

En Inglaterra les entregaron la Medalla de Davy. Marie Curie, fue homenajeada con el Premio Nobel de Física, convirtiéndose en la primera mujer en recibirlo. Comenzaron a obtener importantes sumas de dinero, con la cual pudieron comenzar a vivir más dignamente, y además hicieron regalos a los familiares y amigos que siempre los apoyaron, donaciones a colegios e instituciones científicas y becas a estudiantes polacos.

Nunca cesaron de trabajar juntos y fue la mejor etapa de ambos. Era un equipo perfecto, tanto en lo laboral como en lo personal. Marie en este lapso perdió un embarazo, pero al tiempo pudo ser mamá por segunda vez.

Prácticamente cuidó sola a la niña porque en abril de 1906, Pierre sufrió un cruel accidente con un carro con caballos y falleció en el acto. Marie no encontró consuelo, esta muerte la afectó profundamente. Rechazó la pensión que le correspondía por viudez, diciendo que quería ganar su propio dinero y para sentirse cerca de él tomó la cátedra que llevaba a cargo en la Universidad de la Sorbona, convirtiéndose en la primera mujer en tener este cargo en Francia. En el inicio de clases la esperaban no sólo los alumnos sino también los profesores, el director y periodistas, quienes la aplaudieron para darle fuerza en el duro momento que estaba viviendo.

En 1909, la Universidad de París y el Instituto Pasteur, construyeron un laboratorio llamado, el Instituto del Radio para que la científica pueda desempeñar su trabajo sin inconvenientes, y además para que se realicen investigaciones médicas.

A causa de los grandes e importantes cambios que generó en la Química, en 1911, recibió otro Premio Nobel. Mujer trabajadora y firme en sus objetivos, pasó a ser la única en tener dos títulos tan prestigiosos a nivel mundial.

Con la nueva entrada de dinero en París y Varsovia se hicieron laboratorios de radiactividad. Participó en diferentes congresos, dando cátedra, en ceremonias y realizó visitas a laboratorios.

Marie Curie, conoció al físico Paul Langevin, y si bien estaba casado y había sido alumno de Pierre, no impidió que entre ellos naciera un romance, que fue mal visto por la prensa mundial.

En 1914 se fundó el Instituto Curie de Radio, y al comenzar la Guerra Mundial, Marie, además de donar a la economía nacional, sus medallas de oro, participó activamente con el fin de sanar a los enfermos y a ayudar a los caídos en lucha. Con un auto, el Petit Movil, se podían trasladar los equipos radiológicos. Les enseñó a los médicos y a su hija Irene, cómo hacer uso de dicha tecnología para poder tomar radiografías a los soldados y supervisó la instalación de doscientas salas de radiología. 

Curie, se convirtió en la primera dama de la ciencia, siendo reconocida no sólo por sus colegas si no también por la población en general.

La nombraron miembro de la Academia de Medicina en Francia, fue vicepresidente de la Cooperación Intelectual, creada por la Sociedad de las Naciones y formó parte del Consejo de Física Solva.

Su salud era cada vez más frágil, pero ella hacía caso omiso de los síntomas, nada le impediría continuar con su trabajo. Tenía bien claro que había estado expuesta durante casi toda su vida a la radiación, pero quería seguir haciendo su aporte a la humanidad.  Perdió de a poco su visión debido a las cataratas, y enfermó de leucemia.

En 1934 estaba muy cansada, tras un pico febril fue internada, y el diagnóstico fue anemia nociva. A causa de un paro cardíaco falleció el 4 de julio en Francia, país que adoptó como propio al nacionalizarse. En una misa íntima fue enterrada junto a su marido.

Al tiempo, Albert Einstein, su gran amigo, presentó un memorial de Marie Curie y habló maravillas suyas a nivel profesional y personal. Eve escribió la biografía de su madre, Madame Curie, vendida en varios países europeos convirtiéndose en un best seller, en Polonia billetes tenían su rostro, se realizaron dos  películas biográficas, se llamó curie a la medida de la radiactividad, a un cráter en la Luna y otro en Marte, algunas calles llevan también su nombre, al igual que institutos de enseñanza y una Universidad.

En 1995 los cuerpos del matrimonio fueron trasladados al Panteón de París, donde van las personas ilustres y el discurso de la ceremonia lo realizó el Presidente Francois Mitterand.   

Allí descansa en paz Marie Curie, la mujer que hizo uno de los descubrimientos más importantes del Siglo XX y a la que muchos quisieron imitar.