Cada 3 de agosto se celebra el Día Internacional de la Planificación Familiar, relacionado con el control de la natalidad en la población sexualmente activa. Propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta efeméride se centra en el derecho que tienen las personas a decidir cuántos hijos/as quieren tener (si es que quieren tener), en qué momento y al intervalo de tiempo entre cada embarazo.
La salud sexual, reproductiva y no reproductiva también incluye la educación sexual, la prevención y el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual, el asesoramiento antes de la concepción y durante el embarazo y el tratamiento de la infertilidad.
Desde la Universidad Hospital Italiano de Buenos Aires sostienen que la planificación familiar constituye un elemento clave para el ejercicio pleno de los derechos a la salud sexual y reproductiva de la población. Es un componente fundamental de bienestar y libertad de las personas.
Anticoncepción y sexualidad segura
El concepto de anticoncepción está muy ligado al de planificación familiar y al derecho a la salud sexual y reproductiva, es decir, la posibilidad de toda persona o pareja de decidir cuántos hijos tener y cada cuánto tenerlos, accediendo para ello a diferentes métodos de control de natalidad a costos razonables. Es un tema que está atravesado, más allá de por cuestiones médicas y de salud, por factores éticos, religiosos, personales, de género y económicos que inciden en la toma de decisiones. Por eso, existe un amplio abanico de opciones posibles para que cada persona pueda elegir en función a sus costumbres, antecedentes de salud y preferencias.
En los últimos años, no sólo ha mejorado la efectividad y han disminuido los efectos adversos de las pastillas anticonceptivas, sino que también se han incorporado opciones como los parches, el anillo vaginal o el implante subdérmico.
Otra de las formas de anticoncepción de enorme eficacia y muy popular son los métodos intrauterinos (conocido como DIU), que pueden ser de cobre o hormonal. Entre las alternativas, se incluyen también los métodos de barrera (el diafragma o el preservativo) y los naturales (el calendario, por ejemplo). Si bien los métodos naturales son una opción para las parejas que por creencias o costumbres eligen no usar otros métodos anticonceptivos, es importante informar que su eficacia es mucho menor.
¿Qué método se recomienda elegir?
“No existe un anticonceptivo ideal, pero sí podemos encontrar el que mejor se adapte a la situación de cada mujer, con el menor número de efectos adversos y con la mayor eficacia posibles”, explica María Zabalza, docente de la Universidad y ginecóloga en el Hospital Italiano de Buenos Aires. “Igualmente, si uno observa a lo largo de su etapa reproductiva, hay algunas recomendaciones a tener en cuenta”, agrega la profesional, y las repasa a continuación.
Durante la adolescencia, hoy en día se hace mucho hincapié en los métodos de larga duración como el DIU de cobre/hormonal o implante, así como el uso del preservativo, ya que también previene la transmisión de ETS (enfermedades de transmisión sexual). Asimismo, las adolescentes suelen elegir las pastillas, que en bajas dosis pueden tomarse por largos periodos. Además, disminuyen y regularizan el sangrado, protegen contra el cáncer de ovario, contra el de colon y contra el de endometrio y disminuye la incidencia de granitos de exceso del vello, entre otros beneficios.
Durante la lactancia, se puede colocar un DIU o utilizar métodos hormonales sin estrógenos. En este caso, se utilizan pastillas diseñadas para esta etapa. Ambos métodos son muy útiles, también, para espaciar un embarazo de otro. Y después de los hijos, es también importante adecuar el tipo de método que más se adapte a esa etapa.
“Antes de comenzar o elegir cualquier método anticonceptivo, se debe visitar al ginecólogo o médico de familia para poder determinar el que mejor se adecúe a las necesidades de cada persona”, destaca Zabalza.