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Lun, Abr

La alimentación: factor clave para una piel sana

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 La piel está en contacto continuo con todo lo que sucede en el interior de nuestro cuerpo y con el medio externo. Además de factores ambientales y tratamientos específicos como limpiezas, hidratación y ejercicio, es importante conocer cuáles son los nutrientes que favorecen a la piel, una alimentación saludable y equilibrada previene el envejecimiento. Alimentos, fuentes de antioxidantes, vitaminas, proteínas y grasas saludables, ayudan a la regeneración celular. 

 

 

Un mal cuidado facial, los agentes contaminantes, el clima, la falta de nutrientes en la dieta, la escasa hidratación, todos ellos son factores que afectan a la buena salud de la piel y, en consecuencia, a su apariencia. Esto, además, no permite que la renovación celular de la dermis se haga de forma adecuada, por lo que el resultado puede ser una piel apagada, sin luz y con tendencia a envejecer prematuramente. Para que la opacidad y la palidez no se apoderen de nuestro rostro, es importante  hacer algunos cambios y cuidar nuestra piel como se merece.

Lograr el equilibrio entre belleza y salud puede no ser tarea fácil. Muchas veces dejamos de comer para lucir más delgadas, lo que desemboca en trastornos alimenticios. En otras ocasiones, por el estrés y las preocupaciones, no dormimos lo suficiente, o bien, dejamos de hacer actividades que redundan en un mayor bienestar, como ir al gimnasio, leer o dar un paseo.

"La piel es un reflejo de cómo estamos a nivel físico y espiritual. Lo que les propongo a mis pacientes es un cuidado desde adentro, es decir, tener una buena alimentación, hacia fuera se verá en la piel. Esto es procurar la salud de la piel a nivel tópico a través de un cuidado apropiado".

"Tenemos que aprender a manejar el estrés y a mantener una conexión con tu 'yo interno' y los que te rodean", comenta Paniego, "el efecto sinérgico de estar al tanto de estas tres áreas tiene como resultado la estimulación y protección de la salud a nivel celular, que es clave para un piel radiante".

Pensar en los cuidados faciales como una necesidad y no como un lujo. Piel visiblemente revitalizada, mente relajada y una mejor apariencia del rostro son los beneficios que recibimos al consentirnos con un buen facial. Al hacérnoslo estamos proporcionándole a nuestro cutis nutrientes que dan como resultado un look radiante.

Dormir. Es la mejor manera de revertir los daños causados por los radicales libres, que dan como resultado la oxigenación celular. Además de recargar energía y reparar los músculos, mientras dormimos se reparan y crean nuevos tejidos y células. Por ello, cuando el sueño se reduce en calidad o cantidad, el cutis lo resiente.

- 'No' al estrés. Participar en alguna actividad que nos guste reduce el estrés, promueve una imagen personal positiva y nos ayuda a conectarnos con gente con los mismos intereses. Hacernos tiempo para disfrutar de lo que nos gusta hacer también reduce la sensación de soledad y aislamiento.

- Hacer ejercicio. Elegir un ejercicio que disfrutemos hacer y asegurarnos de que combine bien con nuestro estilo de vida (para lograr constancia). Ejercitarnos regularmente nutre la piel con oxígeno, mientras que sudar nos ayuda a eliminar toxinas. Es ideal lavar la cara con agua "fresca"  luego del ejercicio porque el sudor excesivo reseca y deshidrata la piel.

Al exponernos a calores intensos en verano es una buena rutina antioxidante "pasar rápidamente un hielo frío en el rostro" al levantarnos, volver de una caminata, playa etc , tensará y evitará la laxitud de la misma producto del calor.

-Dejar el trabajo en la oficina. Evitemos llevarlo a casa. Es importante darnos el tiempo para estar con la familia, los amigos, la mascota. Entre mayor sea nuestra calidad de vida, mejor será nuestra salud mental, física y emocional, y nuestra piel lo reflejará.

'Eres lo que comes'. La comida es la gasolina tanto del cuerpo como de la mente. Así que cuando comemos mal, se nota. Lo mejor es incluir en nuestra dieta alimentos ricos en antioxidantes, que ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres.

- Limpiar e hidratar la piel en la mañana y en la noche. Nuestro rostro también necesita su baño diario y, al igual que los dientes, hay que hacerlo mínimo dos veces al día –en la mañana y en la noche– para liberar a la piel y los poros de cualquier tipo de contaminación a la que hayamos sido expuestas, ya sea despiertas o dormidas.

Usar protector solar todos los días. Para evitar los daños, es importante que lo utilicemos diariamente contra los rayos UVA y UVB. Hacerlo hará que nuestro cutis luzca más saludable con el paso del tiempo.

- Nutrir la piel. Aplicarnos una mascarilla rica en antioxidantes de una a tres veces por semana nos ayudará a combatir los radicales libres a los que estemos expuestas, además de que es una manera excelente de mantener la salud de nuestra piel entre facial y facial, y le dará un boost a nuestra rutina de belleza.

Hidratación:

 

El agua también desempeña un papel muy importante. Es imprescindible beber suficiente agua todos los días para mantener las funciones de barrera y protección de la piel. Además, si la piel no recibe la cantidad de agua suficiente pueden aparecer señales de deshidratación como sequedad, pérdida de elasticidad y falta de luminosidad.  

 

Las recomendaciones de hidratación por organizaciones de salud generalmente se refieren a toda forma de líquidos, incluso considerando el agua natural de los alimentos. Se considera una ingesta para adultos de entre 2 y 2,5 litros diarios, los cuales deben ser aportados por todo tipo de líquidos como aguas, bebidas e infusiones. Se recomienda al menos ocho vasos de agua y que se limite el consumo de bebidas azucaradas y el agregado de azúcar a las infusiones

 

Un dato importante a tener en cuenta, es que se debería controlar la ingesta excesiva de sal y alcohol ya que éstos llevan a la retención de líquidos y pueden generar falta de agua en el organismo y esta deshidratación se manifiesta en forma de ojos hinchados y ojeras

 

Nutrientes que favorecen la salud de la piel:

 

-Los betacarotenos, en el organismo se transforman en vitamina A, esencial para la regeneración y pigmentación de la piel y poseen, además, acción antioxidante. Están presentes en las verduras de hoja verde y de color anaranjado- amarillo, como zanahorias, calabaza, zapallo, acelga, espinaca, brócoli, coliflor y en ciertas frutas como damascos, durazno, melón.  Las frutas con mucha agua también son muy buenas para hidratar y proteger la piel.

 

-La vitamina C, de importante papel antioxidante, se encuentra principalmente en las frutas cítricas, frutilla, kiwi, repollo, espinaca y tomate crudos. Esta vitamina promueve la producción de colágeno, y ayuda a mantener una piel flexible y firme.

 

-La vitamina E, se encuentra en aceites vegetales, granos de cereal enteros, las semillas y los frutos secos. Estos últimos, son considerados "superalimentos", contienen omega-3, grasas monoinsaturadas y antioxidantes. Por el gran contenido nutricional de los frutos secos y las semillas, otorgan a la piel, hidratación, elasticidad, regeneración celular y protección contra radicales libres.

 

-Los minerales, como el selenio, cobre y zinc, son también fundamentales para la piel. El selenio, con propiedades antioxidantes, se puede incorporar a través de atún, caballa, frutas secas como nueces y almendras, semillas de girasol.

 

-Otros nutrientes, como las vitaminas del complejo B y la fibra, colaboran en el mantenimiento de la piel, ambas se encuentran en frutas y verduras y productos integrales. Ayudan al buen funcionamiento del intestino y esto permitirá la desintoxicación del organismo en general y de la piel en particular.

 

A partir de los 60 años el proceso de envejecimiento se va notando sobre la piel en forma de arrugas, sequedad y flacidez, pero si la cuidás a diario se mantendrá sana y con buen aspecto a pesar del paso del tiempo. Durante la tercera edad mejorar la piel de las personas mayores también ayuda a que se sientan bien con ellos mismos.

 

Una forma de mantener la piel sana es con una nutrición adecuada. Se debe asegurar que sigan una alimentación equilibrada y un plan de actividad física acorde a la edad. Debe incluir un buen aporte de hidratos de carbono, grasas y proteínas, estas últimas son constituyentes básicos para mantener la elasticidad de la piel, frenar la pérdida del tono muscular, evitando el deterioro rápido de los mismos, ya que su carencia puede alterar el estado de salud del adulto mayor, originando problemas en la piel y fatiga. 

 

Una ingesta adecuada de carnes, pescado, huevos, lácteos y derivados, resulta fundamental para la renovación y buen aspecto de la piel.