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Lun, Abr

La rosácea puede provocar compromiso ocular

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 La rosácea es una enfermedad cutánea inflamatoria crónica que se caracteriza por el enrojecimiento o eritema facial, vasos sanguíneos dilatados, pápulas, pústulas y fibrosis. Las zonas del rostro típicamente afectadas son la nariz, las mejillas, la frente, el mentón y la región periocular.

 


Se presenta, por lo general, entre la tercera y la quinta década de vida de los pacientes y es más frecuente en mujeres de pieles claras con una proporción de 1,7:1 respecto de los hombres. Sus causas se desconocen, pero se han identificado varios factores como la predisposición genética, trastornos psicológicos, presencia de ácaros y alteraciones digestivas inespecíficas o relacionadas al Helicobacter Pylori.


Suele presentarse con episodios reiterados de síntomas y signos que aparecen y desaparecen, desencadenados por disparadores como el consumo de alimentos picantes, bebidas calientes, alcohol y tabaco, el ejercicio, la exposición al sol, luz ultravioleta y temperaturas elevadas, la ingesta de algunas medicaciones y el estrés.

"El compromiso ocular está presente entre el 58 y el 75% de los pacientes con rosácea, mientras que el 20% tiene síntomas oculares antes de las manifestaciones cutáneas", precisa la doctora María Constanza Mansur (M.N. 109564-M.P. 58208), médica especialista en Oculoplástica del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral.


Ese compromiso ocular se manifiesta con una serie de afecciones: blefaritis, meibomitis y chalazión. "La blefaritis anterior se caracteriza por una acumulación de material escamoso alrededor de la base de las pestañas y el enrojecimiento del borde anterior del párpado. La sintomatología es muy inespecífica, pero los pacientes suelen referir picazón en el borde de los párpados o sensación de tener un cuerpo extraño dentro del ojo", indica la médica.


"Por otro lado, la meibomitis se produce por una secreción excesiva de las glándulas de Meibomio y también se presenta con enrojecimiento del borde palpebral y acumulación de secreciones en los orificios de las glándulas. Los pacientes presentan sensación de quemazón, lagrimeo, prurito, sequedad, irritación y sensibilidad a la luz. Esto produce un ojo seco evaporativo", continúa.


"Un chalazión es provocado cuando una glándula se tapa, y genera una inflamación nodular en el borde del párpado. Otros signos oculares de la rosácea son la presencia de vasos dilatados en la capa más externa del ojo o conjuntiva. Los pacientes presentan ojo rojo, que muchas veces conduce al diagnóstico erróneo de conjuntivitis", informa la especialista.


"Además, los pacientes pueden presentar alteraciones en la córnea, principalmente queratitis, que se localiza muy característicamente en los dos tercios inferiores y que lleva a los pacientes a consultar por sentir ojo seco o sensación de tener un cuerpo extraño dentro de los ojos", completa.


El tratamiento de la rosácea demanda un trabajo coordinado entre dermatólogos y oftalmólogos, con la finalidad de ofrecer a los pacientes las mejores alternativas terapéuticas disponibles. "El primer objetivo en el tratamiento es educar a nuestros pacientes para que puedan identificar los disparadores de su enfermedad y así evitarlos. Incluye las condiciones horarias y ambientales y factores como la comida y los hábitos", observa.


De acuerdo con las particularidades, signos y sintomatología de cada paciente, el tratamiento de la rosácea ocular consiste en:

-realizar compresas calientes e higiene palpebral para la blefaritis posterior;

-exprimir las glándulas de Meibomio tras aplicar calor local en la meibomitis;

-aplicar luz pulsada intensa;

-lubricar la superficie ocular con lágrimas artificiales;

-emplear pomada de ácido fusídico,

-utilizar distintos dispositivos que generan calor en los párpados y mejoran la meibomitis;

-suplementar con omega 3-ácidos grasos;

-aplicar aceite del árbol de té al 50 % en el borde de los párpados, si existe infestación por ácaros del género Demodex;

-usar colirio de fluorometolona en el corto plazo, o

-emplear colirio de Ciclosporina dos veces por día en algunas ocasiones y colirios de suero autólogo, elaborados con la sangre del paciente, que mejoran el ojo seco asociado a la rosácea.

"En muchos pacientes, también indicamos tetraciclina sistémica vía oral. Se trata de un antibiótico cuyo efecto en la rosácea estaría más relacionado con un efecto antiinflamatorio que con su acción contra microorganismos. Otros tratamientos utilizados, según la gravedad del paciente, indican ivermectina o metronidazol en crema o gel. El uso de la Isotretinoina, derivado de la vitamina A, también posee efectos antiinflamatorios que mejoran los signos relacionados con el acné", detalla la doctora María Constanza Mansur.

"Las últimas investigaciones y tendencias en el tratamiento de la rosácea están relacionadas con el uso de solución de ácido tranexámico, de microdosis de toxina botulínica subdérmica para mejorar el acné y de inhibidores de factores de crecimiento", completa.