07
Lun, Oct

¿Cómo desplegar tu poder personal?

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"Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser". Esta frase de William Shakespeare logra condensar las dos grandes pautas del poder personal: lo que soy versus lo que puedo ser. Y en este "poder ser" está encerrada nuestra potencialidad, que muchas veces ni sabemos que tenemos, pero está ahí, esperando a ser descubierta y, sobre todo, desplegada.

 

 

 Quiero invitarte a detectar esas creencias que te están limitando a la hora de ir por algo mejor para vos, cumplir tus objetivos o alcanzar cualquier meta que te propongas.

 

A veces, actuamos en automático. Damos por sentado que aquello que pensamos o creemos es tal como lo pensamos y no hay otra alternativa, y así, en lugar de potenciarnos, nos vamos limitando.

 

En el ámbito profesional se ve muy claro: muchas personas, por no desplegar su potencialidad, por no animarse  a ser aquello que podrían ser, se alejan de lo que de verdad anhelan: un cambio de trabajo, un aumento, un nuevo proyecto, en fin, diferentes deseos truncados. ¿Por qué lo hacen? Porque están convencidas de que eso que quieren es imposible o no es para ellas, o mil creencias más que solo las limitan y que no ponen en duda.

 

¿Te resuenan estas afirmaciones? "No tengo edad para...", "soy vieja para empezar un proyecto", "no tengo los contactos necesarios para...". Probablemente, sí. ¿Y alguna vez las pusiste en duda? ¿Te preguntaste si eso que creés sobre tu desarrollo profesional, tu desempeño, tu ámbito laboral, tu profesión, etc., es así?

 

Cuando afirmamos una cualidad nuestra en presente (ese presente que yo llamo eterno), sentenciamos eso como verdadero e inmodificable: como si eso fuera así ahora, lo fue en el pasado, y lo será en el futuro. "Soy mala para vender", "no sé hablar en público", "me cuesta conseguir nuevos clientes", etc. Ese "SOY" (así como cuando sentenciamos sobre otra persona: "Juan ES vago", "María ES impuntual", etc.) nos estanca, nos pone un sello en la frente, una etiqueta que creemos de nosotras mismas, con la que nos identificamos -y que muchas veces también creen los demás- y que, por lo tanto, nos hace actuar en consecuencia.

 

Cada día salimos a la vida desmotivadas o convencidas que eso que queremos no es para nosotras porque nos creemos ese cuentito que nos estamos contando sin parar.

 

Entonces, ¿cómo cambiamos ese cuento?

 

-Primero, minimizá ese "presente eterno". Para eso, comprender que no SOMOS, sino que ESTAMOS SIENDO es fundamental: No SOY mala para vender; tal vez lo fui HASTA HOY, tal vez lo fui en ciertas oportunidades puntuales, pero eso no quiere decir que esa sea mi realidad y esté sentenciada a jamás vender algo. Poner esos juicios en perspectiva, preguntarnos si esto que estoy afirmando sobre mí (o sobre otra persona) está validado, si siempre fue así o en qué oportunidades y contextos lo fue, es una buena manera de comenzar a cambiar el relato.

 

-Esto te va a permitir comenzar a hackear tu mente. Si te repetís: "soy buena profesional, pero pésima vendiendo mis servicios", la emocionalidad con la que vas a encarar la venta es "soy pésima para esto", por lo tanto, es lo que vas a transmitir y, en la mayoría de los casos, lo que vas a lograr. (Hago un pequeño reminder de que somos cuerpo-emoción y lenguaje, por lo que las conversaciones internas que tenemos repercuten en nuestra emocionalidad y, por lo tanto, en la forma en la que vamos a actuar en el mundo).

 

-Preguntate: ¿quién soy?, ¿quién necesito ser para conseguir o convertirme en lo que quiero ser?

 

¡Extra tip! Para llegar a "quien necesito ser", te invito a que empieces a usar los adverbios temporales y cambiar el presente ("soy un excelente profesional, pero no sé vender mis servicios"), por el aún, todavía o similar: "soy un excelente profesional, pero hasta hoy no supe vender mis servicios".

 

Focalizá en este "aún no soy", "aún no logré", "todavía no pude". Este es un camino de trabajo y superación. De esta manera, nos abrimos a la zona de aprendizaje, porque no somos, siempre estamos siendo, porque todo el tiempo estamos en evolución y cambio.

 

¡Ahora, sí, desplegá tu poder personal! Acordate, como afirmó George Eliot: "Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrías haber sido".