29
Vie, Mar

Aprender buenos hábitos para vivir en armonía con nuestro físico y nuestra mente

Typography

Entrevista realizada a la Lic. Luciana Pozzer con el fin de conocer un poco más sobre nuestra manera de alimentarnos, cómo podemos corregir los malos hábitos al momento de comer y de elegir los productos y qué debemos hacer para enseñarles a los chicos todo esto.

 

 

-¿La manera en la que nos alimentamos depende de cómo lo hicimos en nuestra infancia tras los hábitos inculcados por nuestros padres?

 

Generalmente la manera en que nos alimentamos está conformada por múltiples factores, lo que nos enseñaron, lo que aprendimos solas, lo que vimos o escuchamos, lo que creímos comprender o lo que definimos como mejor luego de leer algún artículo de interés, por ende es una suma de factores que se va conformando y que crece con nosotras.

 

Nuestros padres o cuidadores hacen lo que pueden o repiten lo que les enseñaron a ellos, son típicas las frases: “Terminá toda la comida del plato”, “Si no comés todo no hay postre” (manipulando la situación), “Vos no lo comés y otros niños se mueren de hambre” (como si ese pobre niño cambiara el hambre en el mundo). O al golpearse o frustrarse se intenta callar el llanto con alguna golosina, porque realmente es más fácil que enseñar que no está mal fallar, que también de eso se aprende. No es que sea culpa de alguien pero, en realidad, es una edad ideal para inculcar y enseñar, los niños son grandes esponjas y aprenden y cuestionan mucho más fácilmente que los adultos.

 

Si los dejáramos preguntar y ser más críticos y ayudáramos con herramientas tan fáciles como charlar en casa, invitarlos a cocinar o elegir el menú juntos, nos sorprenderíamos de lo mucho que aprenderíamos pasando tiempo con ellos y jugando a "vivir más sano". Es invertir en salud, en tiempo, en calidad de vida. Correr menos y disfrutar más.


-¿Se pueden cambiar fácilmente esos hábitos alimenticios? ¿Qué consejos podés dar para que se pueda mantener  la  conducta con el paso del tiempo?

 

Los hábitos justamente llevan tiempo y, cuanto más grandes somos, quizá más tiempo lleve modificarlos, eso, además de lógico, está bien. No debería frustrarnos si el objetivo es claro. Si durante cuarenta años me costó tomar agua ¿por qué en diez días tomaría 2 litros diarios?

 

Entonces, en lugar de ponernos objetivos tan grandes es mejor pensar en micro objetivos que lleven a lograr esta gran meta como:

 

- Intentar tomar más agua

- Moverme más cada vez que puedo

- Evitar pedir comida comprada

- Mirarme al espejo y tratarme con más amor propio.

 

Voy poniendo en práctica tareas que sostengo por gusto y voy agregando otras nuevas, de golpe se van transformando en hábito casi como por arte de magia, sin sufrimiento, sin el "tengo que....", cambiando el DEBO por el QUIERO. Es increíble cómo nuestra cabeza y nuestras emociones se conjugan para que sea posible.

 

Las conductas se mantienen cuando logran ser adheridas, por eso, no sirve bajar  10 kilos en 15 días si no se aprende a comer en el proceso y, lamentablemente, un autoconocimiento donde se pueda identificar mis fortalezas y mis dificultades dura más que ese tiempo.

 

El quitar el deber y arrancar por el placer por hacer algo es una decisión profunda. Disfrutar de la actividad física, no padecerla.


¿Cómo influyen los estados de ánimo a la hora de comer?

 

Las emociones influyen todo el tiempo y no escapan al hábito de comer por eso es tan importante, aprender a gestionarlas ya que muchas veces ni las registramos y comemos sin hambre y sin saber qué comemos cuando comemos.

 

¿Por qué comemos lo que comemos? Las emociones no se manejan, lo que sentimos está, es parte de nuestra vida e historia, son funcionales o disfuncionales en cuestión de lo que nos pasa, pero sí necesitamos poder hacer el ejercicio de identificarlas y tratar de que las mismas no terminen desembocando en la comida. 

 

Evitar comer enojadas o ansiosas porque perdemos de vista lo que comemos, lo que nos nutre y solamente intentamos llenar vacíos, apurados. No es fácil pero se puede. Es un trabajo hermoso de autoconocimiento que lleva tiempo y que se ejercita a diario. 

 

Da mucha satisfacción identificar la emoción, si estoy enojada antes de comer un alfajor para quitarme ese enojo, es mejor respirar, ver con quién puedo hablar de esto y, si luego tengo ganas, me preparo un rico café, legalizo el placer de comer y disfruto de un rico alfajor con calma, paz mental y por sobre todo, sin culpa.


En tu libro "Más allá del peso" te referís a que se debe adaptar el plan de alimentación a la persona, centrándose en sus horarios y estilo de vida, ¿es la manera para que la paciente esté más predispuesta  a la dieta y la cumpla al no ser tan abrupto el cambio, o porque te parece también importante que no pierda su estilo de vida?

 

Para mí la alimentación de cada persona es un "traje a medida" y en cada proceso, cuando cada sujeto aprende a comer, también aprende a resolver, porque si algo es constante es que nuestra vida nunca lo es, siempre hay altibajos, inconvenientes y, justamente, el objetivo es no dejarme para después (o al menos intentarlo la mayoría de las veces), entonces, si tengo herramientas, sé que puedo hacer, qué es bueno para mí y cómo puedo organizarme, sin nunca dejar de comer.

 

La alimentación no debería cambiar abruptamente, por eso es un proceso con altibajos, cuando logramos entender esto, lo demás fluye naturalmente.

 

Si la persona pierde su estilo de vida ese plan de alimentación no está adaptado.  Los nutricionistas no estamos para quitar y prohibir, sino para ADECUAR los alimentos al estilo de vida, a los gustos y patologías de cada sujeto.


-"Más allá del peso. Somos más que un número en la balanza", tu primer libro, se llama así porque uno de tus enunciados es que no hay que pensar en bajar kilos sino en ganar salud, contanos bien a qué te referís con ello.

 

Es un libro que reúne años de estudio, de experiencia en consultorio y en diferentes tratamientos con diversidad de personas que se encuentran con un cuerpo hablándoles a través del peso, en número en la balanza, o de algún indicador asociado a éste y que afecta a su salud. Pero ¿qué nos dice eso? ¿Qué hay detrás de eso? 

“Más allá del peso. Somos más que un número en la balanza”, ofrece una mirada ampliada de la nutrición, por eso también, es un libro escrito desde el corazón, para que podamos entender y celebrar que valemos mucho más que cualquier número en una tabla o en una balanza. Es desde allí, desde esa consciencia real de la alimentación y la nutrición, donde podrán verse los resultados reales de hábitos saludables al momento de comer y estar en movimiento ¡Un estilo de vida que realmente nos hace sentir vivas!