La Dra Célica Ysraelit médica neuróloga del Fleni, miembro del Consejo asesor de Brincar, co-creadora de Biblioteca Brincar y también mamá de un adolescente con autismo, brinda consejos para ayudar a generar un ambiente más tranquilo y adecuado para los niños con trastorno del espectro autista (TEA).
Generar rutinas:
Para que las personas con TEA sientan que sus aportes son útiles y que estén orgullosos de realizar alguna actividad en la casa, es importante generar una agenda con las actividades del día y ocuparla con tareas adecuadas a su edad como:
- Ser el responsable de poner la mesa.
- Poner la ropa en el lavarropas.
- Colgar la ropa en el tender.
La Dra Célica Ysraelit explica que "en algunos casos, los logros que se venían teniendo pueden retroceder durante la pandemia o pueden tener estereotipias, que son los movimientos del cuerpo o vocales que suelen tener las personas con autismo, y en esta situación de mayor estrés pueden generarse con más frecuencia. Hay que ser tolerantes ante esta situación y acompañarlos en esta nueva normalidad siendo pacientes".
Para los niños con TEA:
Actividades físicas de descarga, siempre acompañados de un responsable y en un ambiente adecuado y seguro para la actividad:
- Actividades con baile.
- Jugar en una cama de elástica
- Armar circuitos de actividad física en la casa.
- Seguir videos de ejercicios para que los hagan solos o se diviertan en familia.
Para la sociedad:
Aceptar las diferencias y esto conlleva a:
- Ser más pacientes y compresivos.
- Ser más tolerantes y más amables.
Estar al tanto de que podrían reaccionar de alguna forma particular frente a algunos estímulos: Las personas con autismo sienten y viven el mundo de una forma diferente, por lo que hay estímulos sensoriales que ellos los pueden vivir como una agresión y les genera una enorme disconformidad:
- Luces estridentes o brillantes.
- Ruidos muy fuertes.
- Texturas, por ejemplo: espacios con alfombras muy cargadas.
No generalizar: No todas las personas son iguales, por eso es importante no generalizar y saber o preguntarles qué les gusta y qué no.
Máximo desafío: Tener paciencia.