La salud integral de niñas, niños y adolescentes incluye, entre otras cuestiones, tener un peso saludable. En nuestro país los números que hablan sobre nutrición y salud son preocupantes y requieren ser tenidos en cuenta al momento de pensar el impacto en la salud y de llevar adelante acciones en políticas públicas.
La 2da. Encuesta Nacional de Educación y Salud (ENNyS), realizada en 2019 a niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años y en adultos de 18 años o más que viven en nuestro país, arrojó un dato alarmante: el 54,7% de los niños/as y adolescentes se encuentran con exceso de peso.
La obesidad infantil es una enfermedad crónica no transmisible de origen multifactorial que tiene consecuencias importantes en diferentes aspectos de la vida, y que puede llevar al niño a presentar graves alteraciones en su salud como diabetes tipo 2, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, ataque cerebral, entre otras.
En el caso de las niñas y adolescentes puede provocar la patología de ovario poliquístico, problemas relacionados con la salud menstrual, aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama, colon y endometrio, y desencadenar complicaciones en el embarazo o en el feto.
Por otra parte, el aspecto físico puede generar un alto impacto en la salud psíquica. Lo que sumado al bullying, puede afectar la autoestima y llevar al niño o adolescente a realizar conductas sexuales no cuidadas o acciones que dañen su integridad.
El ambiente obesógeno, la actividad física insuficiente, la información genética de los padres y familiares cercanos, la alimentación poco saludable, los picoteos entre comidas, las bebidas azucaradas, el consumo de alcohol, la educación deficiente, y la marginalidad son causas indiscutibles para que se instale en el niño o adolescente esta enfermedad crónica no transmisible.
La Dra. Viviana Cramer (MN 76072), Presidenta Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ) expresó "desde SAGIJ consideramos vital la intervención temprana, concientizando sobre la problemática para que las familias sean parte de la solución, a través de comidas saludables, disminuyendo el tamaño de las porciones, quitando las bebidas azucaradas, eliminando las pantallas al momento de las comidas y aumentando la actividad física y el movimiento cotidiano".
Es importante que todos los actores que intervienen en el crecimiento como salud pública, escuelas, industria alimenticia, kioscos, entorno familiar, etc., estén comprometidos con esta enfermedad para ayudar a que las niñas, niños y adolescentes concurran al médico a tiempo, y puedan ser cuidados, contenidos y tratados. El compromiso de estar saludable debe ser una decisión personal, familiar y de la comunidad toda.