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Sáb, Abr

A las amigas de Concepto de Mujer

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Luchen por sus sueños sin perder la dignidad.

Desarrollen su autonomía sin perder la capacidad de brindar; pero también de pedir y aceptar ayuda.

Cuiden su cuerpo en la medida en que cuidan su salud.

De todos los roles que podemos desarrollar, elijan cuáles quieren experimentar. No naturalicen construcciones culturales. Quiebren los mandatos sociales que se suponen deben cumplir  si su cuerpo y corazón, si sus pasiones e intereses, necesitan de otra cosa.

No sufran por lo que se supone deben hacer: creen cultura y construyan el mundo donde quieran vivir. Ser madre, esposa, saber coser, lavar, planchar y ocuparse de "abrir las puertas para ir a jugar" son lugares electivos, no los que debe ocupar una mujer.

Conózcanse a sí mismas.   Cuiden su corazón exponiéndolo siempre a confiar en el amor. El sufrimiento tras haber amado con respeto y sinceridad, duele pero no daña; y si aprendemos en ese proceso, las experiencias son siempre constructivas: dejarán una huella que nos ayudará a recordar por dónde no nos conviene ir, a la vez que discernir lo que merecemos. Un corazón que se endurece se quiebra, y ese sí es un daño crónico que puede ser irreversible.

Que todas las vivencias, aunque sean dolorosas, terminen ampliando perspectiva. 

No pierdan su femineidad y sepan que debe ser valorada. Redescúbranla y ¡disfrútenla!. 

Hay ciertos lugares que, por la salud de todos, de cada persona y de la sociedad, deben ocupar los hombres y otros que debemos ocupar las mujeres. Son puntos cruciales de la dinámica de las relaciones en los que los rasgos masculinos y femeninos se complementan sanamente, aún en su desencuentro. Indiferenciarse en los roles no debería ser un aspiracional. Lo deseable es la igualdad de oportunidades, la posibilidad de conocernos y establecer acuerdos. Eso es otra cosa.

Disfruten de la vida. Lloren lo que deba ser llorado, rían y abracen lo que las contenga en su esencia.