La ansiedad es un estado de inquietud y agitación, se trata de una respuesta normal de anticipación que se activa de forma automática ante estímulos que son percibidos como peligrosos o de resultado incierto y tiene por objetivo que podamos adaptarnos al medio.
Este estado emocional nos ayuda a prepararnos para enfrentar una situación peligrosa, pero también ante circunstancias de la vida cotidiana en las que no sabemos si nos va a ir bien o mal, como por ejemplo cuando tenemos que rendir un final en la facultad, cuando nos encontramos en una primera cita amorosa, al encarar una entrevista para conseguir un nuevo trabajo, o en otros tantos momentos de final incierto. Este tipo de ansiedad es necesaria y nos ayuda a enfrentar estas situaciones.
Por el contrario, la ansiedad patológica, es aquella de nivel exagerado que, en lugar de ayudar, nos paraliza, en la que aparecen síntomas físicos y psicológicos severos que conducen a conductas de evitación y hacen muy difícil la vida cotidiana.
Los trastornos de ansiedad son una de las patologías más frecuentes, provocan gran padecimiento y alteran el curso normal de la vida. Si bien hay varios tipos diferentes, voy a hacer foco en el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
El trastorno de ansiedad generalizada según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, se caracteriza por ansiedad y preocupación exagerada ante cualquier situación o acontecimiento.
Esta preocupación es incontrolable y está acompañada por tres o más síntomas de la siguiente lista: inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y alteraciones del sueño. La ansiedad es tal que provoca un malestar significativo o deterioro en las distintas áreas, social, laboral, etc.
Estas personas se preocupan de manera desproporcionada con respecto a las consecuencias de la situación temida. En otras palabras, vivencian los problemas como demasiado grandes, se angustian por las dificultades que ven en el horizonte y que perciben como irresolubles aunque no lo son.
Algunos consejos:
-Las personas con TAG, padecen frecuentemente alteraciones del sueño. La falta de descanso aumenta la ansiedad y ésta dificulta dormir, produciéndose un círculo vicioso. Aprendé que en la noche con el cansancio todo empeora, las soluciones a tus problemas se convierten en espejismos inalcanzables, no busqués en la cama resolverlos, dejalo para la mañana siguiente, al otro día habiendo descansado, vas a ver todo mucho más claro
-René Descartes, filósofo y matemático francés, llegó a una importante conclusión sobre sí mismo, pero lamentablemente un poco tarde, ya que escribió una carta al final de su vida con un comentario singular:"Mi vida estuvo llena de desgracias, muchas de las cuales jamás sucedieron". En otros términos, se la pasó haciéndose problema y sufriendo de forma anticipada por situaciones que nunca se produjeron.
-Cuando veas los problemas demasiado grandes y sientas que lo peor se avecina, desdramatizá, no necesariamente será así, casi siempre se pueden resolver.
-La ansiedad patológica, provoca un fuerte sufrimiento y afecta las relaciones sociales, las relaciones de pareja, la capacidad laboral, etc. No te quedes sin hacer nada, buscá rápidamente ayuda profesional, no permitas que los síntomas te hagan perder la calidad de vida.