Vivimos una nueva era en materia de citas. Las apps han cambiado drásticamente el ritmo y las formas de nuestros encuentros sentimentales. No sólo el modo en que nos conocemos sino también nuestra forma de interactuar con las personas con las que salimos.
En una época donde “clavar el visto” y “stalkear” forman parte de la cotidianeidad, los nuevos códigos, no siempre fáciles de digerir para los más tradicionales, vienen acompañados de un lenguaje nuevo.
Uno de los fenómenos más comunes y odiados es el ghosting (del inglés, fantasma) y refiere a la desaparición fantasmagórica de una relación. Esta conducta puede verse reflejada en un bloqueo en las redes sociales, la no respuesta a los WhatsApp o el famoso “me clavó el visto”, entre otros. Huir bajo el paraguas virtual es un signo de estos tiempos y habilita a no brindar demasiadas explicaciones. No está bien, claro, pero ¿quién dijo que el amor siempre se comporta como debería?
El primo hermano del ghosting es el “mosting” (del inglés, “most”, superlativo). Es la versión hiperamorosa del que huye: ocurre cuando alguien se esfuerza en demostrar amor, genera expectativas con grandes muestras de interés para luego desvanecerse en el aire.
Desaparecer cobardemente no es algo único de estos tiempos, aunque las nuevas tecnologías lo hacen más sencillo: bloquear, borrar o no responder son algunas de las formas. ¿Motivos? Tantos como cada individuo: vivimos tiempos de amores líquidos – muchas veces egoístas – en el que importa más lo que siento y quiero que lo que genero en un otro.
Los estímulos con los que nos vemos bombardeados también pueden operar como un distractor. Olvidarse de responder es habitual e hiriente. Sea por fobia sentimental, desinterés, distracción y otros motivos, el fantasma siempre evita la confrontación.
Una encuesta de uno de los sitios del Grupo Match reveló que el 78% de los solteros de entre 18 y 33 años de edad ha sido víctima del ghosting al menos una vez.
¿Cómo manejar el ghosting y qué no hacer si alguien te está fantasmeando? Valeria Schapira, experta en vínculos de Match.com aconseja cómo superarlo:
La primera cita fue genial y luego desapareció
Tuviste una cita de esas de serie, de las que no podés esperar para llamar a tu mejor amiga y contarle todo. Todo fue perfecto: la conversación, la comida, las miradas, la química. Hace días que esperás la segunda temporada de tu encuentro romántico pero tu cita soñada desapareció de la faz de la Tierra. No llama, no responde, no WhatsAppea y hasta te ha bloqueado de sus redes. En el mejor de los casos, responde de manera escueta a tus avances. Estoy planteando un escenario casi catastrófico, claro, pero muy habitual en tiempos de “ghosting”.
Estas son algunas cuestiones que es bueno que tengas en cuenta:
- No es tu culpa. Puede que tengas responsabilidad pero jamás es bueno hablar de culpa cuando de relaciones se trata. Al otro pueden pasarle cantidad de cosas que no necesariamente tienen que ver con vos. Desde un hecho puntual en su vida que lo obliga a enfocar allí toda su energía hasta la reaparición de una fobia al compromiso o de una antigua pareja. No sos tan importante como para ser responsable de todo lo que ocurre allí afuera.
- No trates de entender qué pasó: lo que lograrás será perder el tiempo, malgastar tu energía y no lograr nada. Muchas veces las personas no saben por qué actúan como actúan. Hay quienes hacen introspección, van al psicólogo, etc. para tratar de comprender los por qués de sus acciones. Otros, simplemente actúan sin reflexionar y sin medir consecuencias. Después de una sola cita difícilmente puedas decir con qué tipo de hombre saliste. Ojalá algún día puedas entender por qué quién tanto te deslumbró no volvió a aparecer ni dio explicación alguna.
- No es el último hombre. Te entiendo: hace tiempo que no sentías lo que sentiste: habías desistido de encontrar a la horma de tus zapatos. La buena nueva es que te volverá a ocurrir cuando menos lo esperes. Date una vuelta por Match.com y verás la cantidad de posibilidades que la App te brinda para conocer gente.
- La próxima vez puede ser mejor: no sientas que, porque no hubo continuidad, va a pasarte lo mismo una y otra vez. Recordá que tus pensamientos construyen tu realidad. Si te repetís que siempre te va mal en el amor, que las personas que te agradan nunca se quedan a tu lado, lograrás que te pase lo que no querés. Decretá cosas positivas y verás cómo se hacen realidad.
- ¿Qué hay de las expectativas? Está bien tener ilusiones, querer enamorarse encontrar a alguien especial, etc. Otra cosa son las expectativas, que conllevan una carga mucho más pesada. Aunque no se verbalicen, se huelen. Nos damos cuenta – aún de manera inconsciente – cuando alguien está muy expectante en una cita y eso puede sentirse como una presión. A nadie le gusta ser presionado, mucho menos por alguien a quien se acaba de conocer.