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Sáb, Abr

Aguas termales después de un accidente cerebrovascular

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Si sufriste un Accidente Cerebrovascular (ACV) y antes no estuviste en una agua termal o, por el contrario, disfrutabas al máximo de ellas, es hora de saber qué pasaría si pensás ir a visitarlas.

 

 A menudo recomiendan a pacientes que han sufrido un ictus, acudir a las aguas termales para ayudar al proceso de recuperación, ¿pero, hasta qué punto es favorable?

El fisioterapeuta italiano Valerio Sarmati, aclaró que si bien es cierto que al salir de un baño de aguas termales el cuerpo del paciente puede sentirse más relajado, no elimina de raíz la espasticidad o rigidez muscular que puede ocurrir en algunos pacientes, debido a que al día siguiente los músculos volverán a estar tensos y rígidos.

“Debemos ayudar al paciente a recuperar el movimiento, estar en las aguas termales, ayuda a relajar el cuerpo, pero debemos mantener en mente, que mover las manos o las piernas, es un proceso que involucra a todos los procesos cognitivos, por lo que lo más adecuado es realizar ejercicios que permitan la participación del cerebro”, enfatizó el especialista.

Además, recomendó a familiares de pacientes, aprender a diferenciar cuándo ocurren movimientos por reflejo o por un verdadero deseo de ejecutar esa acción.

Aconsejó que al despertar, cuando el cuerpo está más relajado, se puede analizar si el paciente realiza movimientos intencionales, de ser así, puede ser una clara evidencia, de mejoría.

Explicó el especialista en Rehabilitación Neurocognitiva, método Perfetti, que la espasticidad es una especie de piloto automático de nuestro cuerpo, que tras una lesión cerebral, los niveles más elementales de movimiento toman el control porque se encuentran desprovistos de la participación más compleja dada por nuestras funciones corticales superiores.

Por esto, Sarmati recomienda hacer ejercicios donde estemos obligados a llevar la atención a las partes del cuerpo que sufren la espasticidad.

Reconocer diferentes superficies táctiles o la distancia entre un dedo y otro o la dirección de los movimientos, ayuda a nuestro cerebro a retomar el control sobre el movimiento y a reducir este piloto automático.

Recordó también que si bien, por una parte es necesario un buen trabajo para la recuperación, por otra parte debemos evitar todas aquellas situaciones que alimentan y mantienen en vida la espasticidad.

Según Valerio Sarmati, el fenómeno de la espasticidad es el conjunto de los siguientes componentes de la motilidad elemental:

– Reacción anormal a la extensión

– Irradiación anormal

– Deficiencia de reclutamiento de unidades motoras

– Esquemas elementales de movimiento