23
Mar, Abr

Estar atentas

Typography

 La mente es fábrica de dolor o bienestar, todo va a depender de si ella nos controla o nosotras controlamos a ella. Hay que estar más atentas en cualquier momento, ya sea al caminar, al comer, al hablar, al saborear una taza de té o contemplar un atardecer.

La atención se entrena estando atentas.

Un ejercicio para tener una máxima receptividad es sentarte en un parque o, de tenerlo, en el jardín de tu casa. Luego relajarte y pausar la respiración por la nariz. Desconectarte de tus problemas, del pasado y futuro, sólo importa el presente, por eso tenés que percibirlo, sentirlo, experimentarlo.

No hay que analizar, reflexionar o comparar, solamente tenés que tomar conciencia de todo lo que se va presentando a los órganos sensoriales, a la mente, al cuerpo. Conectate directamente con la realidad del instante, sin proyecciones personales, sin pensamientos inútiles, sin filtros psicológicos.

Hay que permanecer así, sumamente receptiva pero serena, sin generar tensión, ni conflicto, abierto, expansivo. Todo surge y todo se desvanece, y vos permanecés atenta, observando, siendo testigo fiel de todo lo que se va presentando: un ruido, una brisa, el aroma de la flor, el trino de un pájaro, una sensación, una idea que pasa.

Se tiene que intensificar al máximo el poder de captación, de apertura de la mente, lo ideal es estar de diez a quince minutos, manteniendo la columna vertebral y la cabeza erguidas.

Te puede pasar que sientas aburrimiento, distracción, ansiedad, pero no hay que reparar en ello, sólo hay que continuar unificando la conciencia sobre el soporte de la concentración.