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Vie, Mar

¿Espiás sus redes sociales y el teléfono?

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Muchas más personas de las que se atreverían a decírselo a un tercero revisan la intimidad de su pareja. Sea para ver si encuentran algún indicio de infidelidad, para ratificar una sospecha o simplemente por curiosidad. Si esta conducta te suena familiar, si sos de las que hurgás en los dispositivos móviles o en la computadora, es importante que sepas lo siguiente.

 

 -No hay justificación posible: estás violando la privacidad de alguien y esto no es algo menor. Es un avasallamiento del espacio íntimo, una falta de respeto y no debés naturalizarlo. Si tenés dudas acerca de los sentimientos de tu pareja hacia vos o sobre su lealtad en el vínculo, intentá generar un espacio de diálogo. Contale tus miedos, sincerate. Que creas que te están engañando no te habilita a una conducta invasiva.

-Ninguna relación se sostiene cuando hay desconfianza: si estás escudriñando las comunicaciones de tu compañero es una señal de alerta: te sentís insegura de vos o de su relación. Preguntate si este malestar tiene raíces en tu falta de seguridad personal o si es él quien, con sus conductas, promueve este malestar. Una vez que lo determines, trabajá en el tema. Si sentís que no podés avanzar, buscá ayuda terapéutica. Recordá que la confianza es el pilar básico de una construcción sentimental.

-Estás llevando tu historia al presente: por alguna razón, te encontrás revisando lo que no deberías. Quizás te engañaron en el pasado, hay algo difícil en la historia familiar o simplemente te cueste confiar. Es hora de que comencés a sanar tus heridas en lugar de echarles sal. Buscá la forma de resolver lo que te lastima, en lugar de dañar tu relación actual proyectando miedos y sombras en ella.

-El que busca, encuentra: si sos de naturaleza desconfiada, siempre encontrarás algo que ratificará tus peores sospechas. Un mensaje como “hola, corazón” puede hacerte imaginar que tu pareja tiene una doble vida. Quizás, del otro lado de la pantalla solo haya una compañera de trabajo que se comunica de manera muy afectuosa con todos. Eliminá de tu disco rígido el paradigma de que todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario.

-No hagas lo que no querés que te hagan: ¿acaso te agradaría encontrar a alguien en quien depositaste tu confianza revolviendo tus cosas? Actuá como te gusta que actúen contigo. Nada te habilita a stalkear a tu pareja. Si tu vínculo no es el que deseás para tu vida, siempre podés decir adiós e intentar cerrar el ciclo de una manera adulta.

-Provocás lo que temés: ¿conocés las llamadas profecías autocumplidas? Son aquellos pensamientos predictivos o creencias que terminan por construir nuestra realidad. Si creés que todos te engañan o defraudan, que ninguna relación de pareja puede ser transparente, es probable que – de manera inconsciente – precipites estos desenlaces poco felices en tus vínculos. Probá cambiar tus patrones de pensamiento, el lenguaje que usás y tu manera de relacionarte. Verás cómo todo cambia como por arte de magia.

Recordá: si tu relación no funciona como soñaste, nunca es tarde para volver a pensar en un nuevo amor.

El amor de tu vida puede estar a un clic de distancia.