Retomar la vida sexual luego de un parto

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Después del parto se generan diferentes cambios a nivel genital, tanto interna como externamente. El útero empieza a disminuir su tamaño y la vagina acompaña esto volviendo a su conformación previa. Comienza el proceso de cicatrización de los desgarros que se hayan generado durante el parto, tanto en la vagina como en la vulva. 

 

 

 Los tiempos para que todo vuelva a la normalidad dependen de cada persona y de cada situación en particular, ya que el parto tiene sus particularidades pero, en general, se observa que estos cambios llevan entre uno y dos meses.

 

Es muy frecuente que se genere ansiedad a la hora de comenzar a tener relaciones sexuales en mujeres que transcurren el puerperio. Por eso es importante individualizar cada situación, ya que si la mujer se encuentra atravesando  un proceso de cicatrización a nivel genital es probable que tenga molestia o dolor a la penetración. En ese caso debemos esperar a que este proceso finalice para poder tener relaciones sexuales sin dolor y también para permitir que los tejidos completen el proceso de reparación.

 

En otros casos se puede generar una cicatrización anormal que al simple tacto genere dolor, en ese caso es necesario realizar la extracción de la misma, que se realiza con laser, de manera ambulatoria, con anestesia local y excelente recuperación. 

 

También es normal que las mujeres sientan dolor durante las relaciones sexuales cuando los tejidos cicatrizan de manera inadecuada, generando zonas de mayor tensión que, incluso, llegan a lastimarse.

 

Si luego de dos meses del parto la mujer nota dolor al tener relaciones sería conveniente consultar con un profesional, para evaluar y abordar la causa de la mejor manera. De esta forma evitamos que las relaciones sexuales se conviertan en un momento de ansiedad para la mujer y su pareja.

 

En esta etapa es posible que la mujer note la aparición de Loquios, que son el resultado de la involución que se genera a nivel uterino durante el puerperio, a medida que va reduciendo su tamaño se va eliminando la capa más interna que es el endometrio. Los loquios van disminuyendo en cantidad y cambiando de características con el paso de los días. En caso de que esto no suceda o si  los mismos presentan mal olor o aumentan en cantidad, debería consultar con un médico para estudiar el origen de estos cambios repentinos.

 

El puerperio es una etapa de gran vulnerabilidad para la mujer porque se enfrenta a muchos cambios, no sólo a nivel corporal, sino familiar, de pareja, laboral y al desafío de la crianza sobre todo si es el primer hijo.

 

No todas las mujeres sienten baja autoestima, eso depende de cada una, de su personalidad y de signos que indiquen depresión previa al embarazo. Aquellas que presenten algún factor de riesgo deben ser abordadas con mayor cuidado y esto debe ser realizado en conjunto con la familia y sobre todo con su pareja.

 

Se recomienda comenzar a realizar actividad física o actividades recreativas lo antes posible para aumentar la sensación de bienestar de las mujeres. La pareja debe estar informada y alerta a los posibles signos de baja autoestima o depresión, en ese caso luego de consultar a su médico será oportuno que la acompañe en el cuidado del recién nacido y alivie sus angustias. La comunicación y la empatía en la pareja son el eje central de este momento, es una etapa de crecimiento personal y de pareja.

 

Debemos aclarar que ningún encuentro erótico va a ser igual a otro, incluso con la misma pareja, por lo tanto el orgasmo tampoco lo será. No existe un tiempo adecuado o normal para el orgasmo, sino que cada experiencia es única y va a depender de muchos factores.

 

Durante el puerperio se puede observar una disminución en el deseo de las mujeres que se debe a factores hormonales, cansancio, miedo a tener dolor, desconocimiento, angustia.

 

Como ya hemos comentado, puede generarse dolor a nivel genital siendo resultado de cicatrización anormal, cicatrización en proceso, zonas de mayor tensión. También puede observarse falta de deseo y excitación que disminuyen la lubricación, entre otras cosas. Si eso sucede debemos abordarlo desde la ginecología y sexología para que la causa de dolor genital o de la falta de deseo desaparezca.

 

La recomendación más importante es la comunicación en la pareja, la empatía hacia la mujer que atraviesa una etapa de muchos cambios y la consulta oportuna en el caso de ser necesario.

 

El placer de uno nunca debe ser el displacer del otro, por eso remarco la importancia de la comunicación en la pareja. Si algo molesta, duele o  incomoda debe comunicarse y entender que de esa manera se construyen los encuentros eróticos y el Ars Amandi o “arte de amar” que caracteriza a cada pareja, en cualquier etapa de la vida.

 

Recomiendo retomar actividades recreativas y actividad física, comunicar sentimientos de angustia y buscar ayuda, informarse sobre los cambios que se van a generar en esta etapa y de esa manera evitar la angustia que de ellos puede derivar, consultar ante la presencia de dolor y buscar resolverlo antes de que esto genere una dificultad en las relaciones sexuales. Dedicar tiempo a la pareja y a las actividades que nos generen bienestar.