S.O.S.: acné después de los 40

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Se suele abordar la problemática del acné como exclusiva de una etapa determinada y de los adolescentes. Lo cierto es que el acné adulto o tardío también existe. Mientras que en los jóvenes se presenta por lo general en forma de T, en frente y nariz, con comedones y puntos negros, en los adultos es más frecuente que aparezca en la zona U (los ángulos mandibulares, la zona peribucal y el cuello) y con lesiones de tipo inflamatorias.

 

 Entre los factores que pueden favorecer su aparición figuran causas hormonales, el tabaco, el estrés o el uso de productos inadecuados. Entre las primeras, una causa muy común es el ovario poliquístico, que puede causar una mayor producción de hormonas androgénicas o masculinas que hacen que se libere más sebo, que obstruye el folículo y genera el acné.

Las pieles grasas u oleosas tienen mayor tendencia a sufrir esta problemática. “Para este diagnóstico se recomienda un tratamiento antiseborreico: primero se realiza una higiene profunda con un peeling y se aplica el vapor ozono con esencias antisépticas y purificantes para pieles grasas. Luego, se realiza el proceso de desincrustación, un método especial para realizar la limpieza profunda de las pieles grasas, que limpia el exceso de secreción sebácea que se produce en este tipo de pieles. Por último, se aplica el sistema de alta frecuencia, que es bactericida, y luego se coloca una máscara con propiedades sebo-normalizantes y antisépticas”, comenta la Dra. Daniela Sánchez (MN 142323), Directora Médica de Bioesthetics Health & Beauty Club.

Si de lo que se trata es de lograr la remisión definitiva del acné, lo ideal es atacar la bacteria responsable y estimular la respuesta cicatrizante del organismo. El espectro de luz azul del Photocare la elimina en forma indolora y no invasiva, es el avance tecnológico que brinda un tratamiento rápido y eficaz.

La fotoporación y fototerapia activa la producción de colágeno y la generación de una variante molecular de oxígeno que destruye la bacteria tóxica. Como consecuencia, su actividad remite, se reduce la inflamación del acné, desaparece la infección y mejora el estado de la piel en general.

Por último, el uso de productos inadecuados -que taponen de forma agresiva los poros- o ciertas prácticas como limpiezas mal aplicadas, como no removerse el maquillaje al irse a dormir, una insuficiente limpieza de la piel o la elección de cremas oleosas, con alto contenido de aceite, pueden favorecer la formación de acné, así que hay que elegirlos con cuidado, priorizando aquellos que tengan la leyenda “no comedogénico” u “oil free”.