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Vie, Mar

El Rolfing

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Todos los días se generan malas posturas, tensiones y gestos que pueden acabar afectando a nuestra salud y bienestar. Factores genéticos, personales, laborales, etc, influyen en la aparición de estas molestias. Pero hay otro elemento que incide especialmente sobre la persona: la fuerza de la gravedad. De esto se dio cuenta hace años Ida P. Rolf, Doctora en Bioquímica por la Universidad de Columbia (EE.UU.) y creadora del Método de Integración Estructural, más conocido como Rolfing. Esta investigadora norteamericana descubrió que la forma de nuestro cuerpo se desarrolla y cambia por la influencia de la gravedad.

 

Rolf demostró que, al apoyarnos sobre dos piernas, la distribución del peso y el mantenimiento del equilibrio sobrecargan algunas zonas del cuerpo y provoca la aparición de molestias y dolor. Somos bípedos y eso no tiene remedio pero sí que podemos corregir una postura desalineada con la fuerza de la gravedad con el fin de eliminar o limitar ese malestar. El objetivo del Rolfing es conseguir que el cuerpo se mueva con más fluidez, ligero, equilibrado, libre de dolor, rigidez o estrés. Y esto lo consigue mediante una serie de masajes y presiones sobre el llamado sistema colectivo o fascia.

La Dra. Ida Rolf se especializó en el estudio del colágeno, uno de los componentes químicos del tejido conjuntivo de la fascia. Descubrió que la fascia constituye una red, como una tela de araña, que sustenta y envuelve cada uno de los músculos, órganos, huesos, tendones, articulaciones y a todos en conjunto uniéndolos, dándole forma al esqueleto humano.

En resumen el cuerpo humano es una estructura fuerte y flexible, y los impactos son en forma cruzada, es decir, algunas veces trabajando en una zona determinada las personas sienten un movimiento en otro lado del cuerpo dado que son conexiones que sorprenden, sintiendo algunas veces que algo se abre o se une en el interior. Es decir, la manera como nos movemos, caminamos, nos sentamos, acostamos y dormimos, junto también a situaciones de estrés, depresión, accidentes, dolores, contracturas, traumas físicos y/o psicológicos, nos dejan marcas en el cuerpo que afectan el equilibrio general.

Para convivir con ese desequilibrio creamos compensaciones de forma consciente o inconsciente y así continuamos siendo capaces de estar de pie, creando y usando compensaciones. Este análisis sirve para que el entrenamiento sea conectivo, en conjunto y no individual, para entrenar cadenas de musculos y no músculos aislados, para que a lo largo de las sesiones, las personas noten cambios progresivos tanto en su estado físico, como psíquico y emocional y lo puedan transferir a las acciones cotidianas y/o deportivas.