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Jue, Mar

Tener sexo con amor y sin amor. Diferencias y complejidades del sentir femenino.

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La sexualidad es un aspecto central que atraviesa al ser humano en múltiples dimensiones.

Los factores sociales, culturales y psico-afectivos tienen gran influencia sobre este aspecto humano a través del cual hombres y mujeres se manifiestan.

 

Cuando hablamos de encuentros sexuales lo hacemos en referencia al acto, donde los cuerpos se encuentran para satisfacer el deseo de disfrute y goce físico.

Si bien el acto sexual es una práctica con diversas formas que existe desde que se creó el hombre, en la actualidad muchas mujeres son quienes manifiestan que pueden tener sexo sin sentirse implicadas amorosamente, sintiendo en ello sensación de libertad, de seguridad, auto control y goce, sin tener miedo a perder a alguien significativo, ni a sufrir.

Las parejas que se conforman bajo estas reglas de juego, a menudo se comprometen a no demandar a su compañero/a en relación a la exclusividad, ni a involucrarse afectivamente.

Sin duda tanto mujeres como hombres pueden mantener relaciones sexuales con otra persona y no sentirse involucrados afectivamente, y aun así logran disfrutar de su cuerpo y sensaciones atendiendo sus deseos de placer. Estos encuentros estarían generados para atender la auto satisfacción y la auto-gratificación corporal. Entonces, se podría decir que la intención está puesta más en uno mismo que en un compartir.

En estos casos está claro que el placer puede ser encontrado, y estaría vinculado específicamente a corporal.

Cuando los encuentros sexuales van de la mano del amor, existe un compartir, la posibilidad de construir un espacio común donde el placer trasciende lo corporal y alcanza la profundización de sentimientos.

El sexo con amor, colabora con la salud emocional del ser. Estimula hacia un bienestar integral. El afecto que se presenta en el acto, conlleva a considerar a la pareja, para que también disfrute, y ese disfrute vuelva a servir de motivo para nuevos encuentros. Aquí la mirada se sale de uno para integrar a otro.

Planteadas estas diferencias, nos surgen a menudo algunas preguntas.

¿Es posible respetar la regla de no involucrase? ¿Es bueno o malo el sexo sin amor? ¿Las mujeres, pueden tener sexo sin sentir afecto?

No podemos afirmar que el sexo sin afecto sea bueno o malo, sí podemos decir, que se complica cuando uno de los miembros de la pareja, comienza a comprometerse afectivamente y desde algún lugar espera que este cambio que se produjo en sí mismo, se produzca en su par. Más aún, cuando estos aspectos no son declarados en la medida en que van aconteciendo.

Los seres humanos somos seres sociales, el sentimiento es algo que nos atañe y se enlaza en cada una de nuestras experiencias. Algunas veces nos implicamos emocionalmente, casi sin darnos cuenta. Parecería que el afecto que sentimos, de acuerdo a lo que acontece muchas veces no es algo que podamos manejar. En cambio, sí podemos considerar y decidir qué hacer con eso que sentimos.

Decíamos en un principio, que la manifestación de la sexualidad humana se ve influenciada social y culturalmente. La mujer no escapa a esta influencia, y algunas veces los nuevos caminos, la confrontan con su sentir profundo, donde el amor y la mirada sensible hacia el otro que la acompaña algunas veces le resulta casi inevitable.

Además, los avances científicos, nos alcanzan información certera de las diferencias que, en general, existen entre el cerebro femenino y el masculino. Ciertas áreas sociales, humanas, perceptivas etc., se verían más desarrolladas en ellas, y ciertas áreas que se relacionan con la acción, lo puntal, lo físico, etc., se encuentran potenciadas en ellos.

No podemos afirmar que tan bueno o malo resulte el sexo con o sin afecto. Sin embargo, podemos reconocer que el afecto integra, une, realza el bienestar que el contacto corporal produce. Sabemos que dos personas pueden prometer no amarse o amarse para toda la vida, sin embargo, esas promesas para concretarse, dependerán de un sinfín de aspectos y circunstancias que algunas veces parecerían no ser tan previsibles.