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Vie, Mar

Sequedad vaginal: un problema que no tiene edad

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 La sequedad vaginal está asociada al período menopáusico, como consecuencia de la Atrofia Vulvovaginal (AVV) pero lo cierto es que puede padecerse durante la juventud por circunstancias como el embarazo, medicamentos o enfermedades. Este trastorno crónico  y progresivo, relacionado al déficit de estrógeno, se ha estimado que puede afectar aproximadamente el 15% de las mujeres premenopaúsicas y hasta el 50%-60% de las mujeres postmenopáusicas, pero cabe destacar que varios especialistas creen que esta estimación podría ser más baja que la incidencia real, ya que muchas pacientes no se atreven a revelarlo por cuestiones de tabú o vergüenza. Éstos serían los principales factores que determinan que sólo 1 de cada 4 mujeres sintomáticas busquen tratamiento médico.

 

¿En qué casos se observa sequedad vaginal?

Muchas mujeres durante el embarazo y el postparto sufren de sequedad vaginal, debido al aumento de la prolactina (hormona que estimula el desarrollo mamario y la producción de leche). El impacto de la sequedad vaginal y su falta de lubricación generan, sobre la actividad sexual, la salud ginecológica y, por consiguiente, la calidad de vida, una inquietud y demanda que se pone de manifiesto en la consulta diaria del médico.

Hasta el momento, estas pacientes, sólo contaban como opción para contrarrestar el efecto de la falta de lubricación y sequedad vaginal el uso de geles, ya que el reemplazo hormonal es prohibitivo durante el embarazo y la lactancia.

En el caso de la menopausia, el 80% de las mujeres en esta etapa sufre de sequedad vaginal. Los cambios en los niveles de estrógeno pueden causar que el área genital padezca de sequedad, dolor durante las relaciones sexuales y ardor al orinar. También pueden aumentar las infecciones vaginales o urinarias.

Además, hay casos de mujeres con menopausia abrupta, que da como resultado un síndrome agudo con síntomas significativos, disfunción sexual y desmejoramiento en la calidad de vida. Los tratamientos contra el cáncer pueden llevar al hipoestrogenismo, produciendo una Atrofia Vulvovaginal (AVV). Por ejemplo: pacientes con cáncer de mama, tratadas con inhibidor de las aromatasas, experimentan sequedad vaginal significativa y coito doloroso al poco tiempo de empezar con la medicación.

Las diagnosticadas con endometriosis y miomatosis también padecen AVV. Algunos medicamentos predisponen al padecimiento de sequedad vaginal y AVV, como antihistamínicos, usados en pacientes alérgicas crónicas, antidepresivos, Isotretinoína (tratamiento del acné juvenil), anticonceptivos orales y estimuladores de la ovulación, entre otros.

En todos los casos, la sequedad puede contrarrestarse a partir del uso de Factores de Crecimiento del Plasma sanguíneo de la propia paciente. Desde el año 2009, se ha desarrollado un novedoso tratamiento, totalmente inocuo para la paciente, que brinda excelentes resultados. Logra lubricación natural y mejora la sequedad en las mujeres que sufrían de esta dolencia, utilizando Factores de Crecimiento del Plasma sanguíneo de la propia paciente, sin ningún efecto adverso.

Otras alternativas para el tratamiento de la sequedad vaginal:

-Lubricantes y cremas hidratantes: Algunas mujeres con sequedad vaginal prefieren comenzar con el uso de lubricantes vaginales solubles en agua, usados en el introito durante la penetración. Su acción puede mejorar si se le añade el uso intravaginal de medicaciones hidratantes que contengan polycarbophil (molécula hidratante) o cápsulas a base de aceite con Vitamina E, mejorando la humedad y el PH vaginal.

Sus efectos no son marcados ni duraderos, teniendo un efecto limitado y de corto plazo, ya que no se estaría tratando el problema de base. Además de la dificultad de uso por parte de las pacientes, que deben colocárselo cada vez que van a tener relaciones, perdiendo la naturalidad del acto.

-Hormonoterapia sistémica: La hormonoterapia siempre tuvo como objetivo contrarrestar algunos de los problemas asociados generalmente con la menopausia (sofocos de calor, sudores nocturnos, insomnio y sequedad vaginal) o para prevenir algunos efectos a largo plazo que son más comunes entre las mujeres posmenopáusicas, como la osteoporosis.

La terapia de reemplazo hormonal generalmente comprende el tratamiento con estrógeno sólo o una combinación de estrógeno y progestina (progesterona).

Según un estudio realizado entre 1993 y 2002 (Programa Hormonal de la Iniciativa de Salud de la Mujer, patrocinado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón, y Sangre y el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos) demostró que el uso de esta pastilla de estrógeno más progestina aumentaba el riesgo de cáncer de mama, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, trombo embolismos e incontinencia urinaria.

Una exhaustiva revisión de los datos de 51 estudios epidemiológicos publicada en los años ochenta y noventa encontró un incremento estadísticamente significativo del riesgo de cáncer de mama entre quienes estaban usando o habían usado recientemente cualquier terapia de reemplazo hormonal en comparación con el riesgo entre quienes no la habían usado. La mayor parte de las mujeres en el análisis (88 %) habían usado el estrógeno solo.

Una de las funciones naturales del estrógeno es promover el crecimiento normal de células en la mama y en el útero. Por esta razón, los estudios sobre el uso de hormonoterapia para aliviar los síntomas de la menopausia en las supervivientes del cáncer de mama han producido resultados conflictivos.

Las pacientes viven mayor cantidad de años, de una manera más sana, más activa, más independiente y cerca de la mitad de su vida transcurrirá después de la menopausia. Tienen la posibilidad de mejorar su estética facial y corporal, sintiéndose más plenas, física y psicológicamente, pero muchas veces se sienten frustradas o condicionadas, debido a la sequedad vaginal.

La solución es no sentir vergüenza y afrontar este padecimiento para encontrarle rápidamente una solución y poder seguir disfrutando plenamente de la sexualidad.