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Jue, Mar

Estudio LACTAR: las mujeres que amamantan priorizan la salud del bebé y subestiman su propio cuidado

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Estrés, desorganización, cansancio. La llegada de un bebé a la familia altera todas las rutinas y, en el afán por cumplir con todo, muchas mamás dejan su propio cuidado en un segundo plano. Pero dado que el estado nutricional de la mujer que amamanta es crítico porque repercute en la calidad de su leche (y en la nutrición del lactante en un período de desarrollo clave para toda la vida) e impacta en su propio estado de salud y los futuros embarazos que pudiera tener, la Universidad de Buenos Aires, a través del Programa de Intervención Nutricional (ProINut), con la colaboración de Fundalam, desarrollaron un estudio para indagar sobre qué saben las mujeres sobre la alimentación durante la lactancia y cómo manejan esa información.

 

 

Tomando como referencia el concepto "cuánto más fuerte es una creencia, más herramientas se ponen en juego para lograr un objetivo", el llamado estudio LACTAR se dividió en dos etapas. La primera, cualitativa, ya se concretó y cumplió con el objetivo de establecer si las mujeres tienden a modificar sus hábitos de alimentación y nutrición por la lactancia y si saben cómo hacerlo; qué valor le otorgan al "auto-cuidado"; sus percepciones sobre cómo la alimentación condiciona la producción de leche; y cuáles son las principales fuentes de información a las que recurren.

"La lactancia es un período clave no sólo en la salud presente y futura del bebé, sino también en la de la mamá. Por eso, que la madre tenga una alimentación saludable es fundamental para una lactancia exitosa. Como profesionales de la salud tenemos que favorecer esta práctica y asegurarnos que se realice de forma tal de obtener todos los beneficios que ella conlleva", señala Adriana Wiedemann, licenciada en Nutrición e investigadora del ProINut. "Para eso –continúa la especialista– es muy importante conocer en profundidad los saberes, percepciones, valores, motivaciones y actitudes de las mamás sobre lactancia, alimentación y salud, y poder accionar en consecuencia. Con esta motivación, y dada la limitada información disponible, surgió la necesidad de hacer el Proyecto LACTAR".

Algunos resultados

Los resultados de la primera etapa del estudio, que consistió en entrevistas personales a flamantes mamás, fueron presentados en el XX Congreso Argentino de Nutrición, realizado recientemente en Mar del Plata. Entre otras cosas, muestran que la voluntad de ajustarse a la nueva etapa está y que se materializa, por ejemplo, en la cesación tabáquica, el incremento del ejercicio, la elección de frutas y verduras y la desestimación del café y las bebidas azucaradas. Sin embargo, aún falta reforzar la noción de que durante el embarazo y la lactancia hay que redoblar esfuerzos para ganarle (o minimizar) al cansancio, y que es clave cubrir los requerimientos de nutrientes esenciales como vitaminas, ácido fólico, iodo, zinc, cobre y calcio.

Otros hallazgos revelan que las mujeres que amamantan suelen hacer un mayor uso del delivery por la falta de tiempo para cocinar; que se sienten desorganizadas y priorizan la alimentación de su pareja y otros hijos antes que la propia; que no utilizan suplementos con el fin de equilibrar la falta de nutrientes esenciales de sus dietas; que tienen más sed de la habitual; y que ante la falta de contención por parte de los profesionales, prevalecen los consejos de familiares, amigas, puericultoras, doulas e, incluso, de sitios de Internet. Además, cuestionan la asociación que se da a la lactancia materna como factor que ayuda a recuperar el peso previo al embarazo.

"Durante las entrevistas advertimos que si bien la lactancia es reconocida por sus beneficios, y está asociada a la alimentación saludable, ante el estrés que genera la llegada y la demanda del nuevo integrante de la familia, en la práctica lo primero que se descuida es la alimentación materna", asegura la licenciada Wiedemann. Y agrega: "Por otro lado, los beneficios que actúan como motivadores a la hora de encarar la lactancia se suelen relacionar más con los aspectos psicológicos del bebé que con su salud física, y menos aún con la salud de la mamá".

En el estudio también se halló que, en líneas generales, las mujeres no sólo se preocupan por el efecto que puedan tener los alimentos que ingieren sobre la calidad y el gusto de la leche materna, sino que además están dispuestas a realizar cambios –y de hecho los llevan a cabo– en la alimentación e hidratación en pos de la lactancia.

En la actualidad, no existe un abordaje integral pensado para la adecuada nutrición de la mujer que amamanta, al margen que a menudo la información con la que cuentan las mamás es escasa, errónea e insuficiente.  Esto representa un riesgo, ya que los primeros 1.000 días de vida (considerados desde la concepción hasta los 2 años) son fundamentales para asegurar el correcto desarrollo y crecimiento de los niños, y también para prevenir enfermedades futuras como la obesidad o enfermedades cardiovasculares.