Del príncipe azul a un compañero real. ¿El enamoramiento dura para siempre?

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Los ojos cobran un brillo especial, el cabello luce radiante, la postura corporal tiene otro tono. Cuesta concentrarse en las actividades laborales y/o de estudio, y como si esto fuera poco, el entorno también lo nota. Pareciera que sin darnos cuenta un día, un momento, nos empezamos a sentir enamoradas.

Sin buscarlo y sin pensarlo apareció, junto a la presencia de otro, este sentimiento que inunda todo nuestro ser. Nos deja sentir que el paraíso está cerca cuando atravesamos esta etapa de enamoramiento.

Alteraciones químicas se producen en nuestro organismo cuando nos enamoramos, la liberación de sustancias como la dopamina, la noradrenalina, hacen que conectemos más fácilmente con el placer y la excitabilidad, y nos permite focalizar nuestra atención en esa persona que pasa a estar en nuestros pensamientos, casi de manera permanente. Parecería que tenemos “el cielo en las manos”. Por ejemplo, el enrojecimiento de la piel, la aceleración cardíaca y pensamientos recurrentes dan cuenta de ello.

La etapa de enamoramiento responde a nuestro ideal

Es que en un primer momento, puede que nos alejemos un poco de la realidad. La intensidad de sensaciones, la alegría y la pasión nos dejan sentirnos plenas, “encontré lo que es para mi”. Esta imagen de alguna manera puede estar dando cuenta del ideal profundo que tenemos acerca del amor y la pareja. Es común que en esos momentos estemos poniendo en la otra persona aspectos que se conecten con nuestras necesidades y deseos.

Sin embargo lejos de querer quitarle la magia a este momento es necesario saber que este estado no perdura por siempre de esta manera. Que para nuestro beneficio, poco a poco iremos viendo a esta persona que nos acompaña de una forma más real y menos ideal.

Conocer estos aspectos nos permite comprender que, si bien nos encontramos en ese primer momento donde todo parece perfecto y la realidad se presenta propicia para disfrutar, no tenemos que olvidarnos que debemos dar tiempo a los procesos para que el vínculo se profundice y se encamine hacia una relación madura.

El amor es madurez

La pareja es un ser real, tiene una historia, su personalidad, lleva consigo defectos y virtudes, capacidades y limitaciones. Puede provocarnos distintos sentimientos: alegría ternura, amor, pasión, enojo, tristeza, pero, sin embargo, podemos amarla tal cual es. Aceptando y respetando nuestras coincidencias y nuestras diferencias. Podemos ver lo importante que es no perder la individualidad, como también la felicidad que nos brinda el compartir.

Cuando transitamos el amor maduro podemos ser generosos y respetar quién es cada uno en un equilibrio que a ambos les permita sentirse bien y confiados en la construcción de esa relación.

Es cierto que el amor en esta etapa quizás pierda cierta intensidad y efusividad, pero permite comenzar a planificar juntos otros tiempos y acciones, como así también crecer de manera particular y en pareja.

La comunicación profunda y clara, el permitirse y proponerse no perder espacios de encuentro sincero de diálogo y expresión del sentir, sin duda serán factores que aporten un valioso potencial, para que el amor crezca, la relación se profundice y el enamoramiento sea el condimento para encuentros que brinden felicidad a la pareja.