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Jue, Mar

Vaginismo - Cuando el sexo se torna un problema

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Tener relaciones sexuales con la persona que uno quiere a veces no es algo sencillo. El no poder, aunque se quiera y se sienta el deseo, es traumatizante. La mujer comienza a sugestionarse y de antemano piensa que nuevamente no se va a poder concretar el acto, entonces se torna preocupante porque además se teme perder a la pareja al pensar que no va a tener paciencia para seguir esperando que se de el gran momento. A su vez, esta reacción es contraproducente porque le genera, aún, más presión. 

Esto puede deberse a un caso de vaginismo. Esta disfunción sexual es más común de lo que se cree y tiene solución siempre y cuando la mujer que sufre de este síntoma tenga en claro que quiere pasar a tener una sexualidad plena y sin impedimentos.

El vaginismo es la dificultad de ser penetrada debido a la contracción refleja de los músculos de la vagina, ésta se cierra y no permite que ingrese el pene, es un mecanismo involuntario. También en algunos casos puede ser leve, esto sucede cuando puede ser penetrada parcialmente, o bien por completo pero sufre algún dolor. Algunas mujeres ni siquiera soportan el análisis ginecológico ni el uso de tampones. 

A su vez se diferencia entre el vaginismo primario y el secundario, el primero es cuando la mujer que lo padece nunca pudo ser penetrada, y el segundo es cuando antes tenía normalmente relaciones sexuales con coito pero ahora se le presenta la dificultad.

 

Depende del caso las causas pueden ser orgánicas: cuando se sufrió de dolores anteriores y ahora se teme que vuelva a ocurrir, por falta de lubricación vaginal debido a escasez de estrógenos, por endometriosis, por una infección que hace que se inflame la vagina, por una cicatriz en su entrada, o por irritación o alergia al látex del preservativo. 

O bien puede ser por consecuencias psicológicas, como cuando hay temor a ser penetrada, no se tuvo una buena educación sexual o bien fue tomada como tema tabú en la familia, por cuestiones religiosas, situaciones traumáticas como abusos o primeras relaciones sexuales dolorosas, malas experiencias, baja autoestima, miedo al embarazo o a enfermedades de transmisión sexual, culpa al disfrute, temor al rechazo, o por creerse inexperta en el tema. 

El primer paso para resolver esta disfunción es acudir al ginecólogo para que pueda descartar si hay problemas físicos, y si está todo en perfectas condiciones hay que recurrir al psicoanalista para que juntos puedan resolver el trauma. 

Muchas veces por temor o vergüenza al qué dirán este tipo de problemáticas se mantienen ocultas y eso es mucho peor ya que no deja disfrutar una vida sexual normal. Y no sólo la mujer, si no también su pareja, se siente frustrada.  

La mujer que sufre de vaginismo suele mantener relaciones sexuales externas y tener orgasmos pero sin penetración. Hay que animarse y pedir ayuda porque son muchas las que tienen esta problemática y algunas durante años. El desafío es hacerle frente para poder consumar el acto sin más barreras.  

Los tratamientos para el vaginismo tienen buenos resultados en la mayoría de los casos. Las terapias pueden ser cognitivas y sexuales, que conducirán al conocimiento del cuerpo del hombre y de la mujer, tanto con la vista como con el tacto; otro método es con la implementación de diferentes ejercicios para aprender a controlar los músculos de la vagina; con hipnosis; con técnicas que enseñen a relajar los músculos y con homeopatía.  

Posibilidades de modificar la conducta sexual hay, las opciones son variadas. Sólo se debe tomar coraje para hacerle frente a esta patología. Con el tratamiento adecuado y las ganas de cambiar, el resultado está asegurado.