¡No es magia! ¡Es Entrenamiento Hipopresivo!

Typography

Se pueden obtener grandes beneficios gracias a los ejercicios hipopresivos: reducir las pérdidas involuntarias de orina, mejorar un prolapso, optimizar la función sexual y reducir centímetros de cintura. ¿Acaso son mágicos estos ejercicios?

La verdad es que los resultados asombran y sorprenden, pero no es magia. Es un duro trabajo de entrenamiento, que bien dosificado y con las progresiones adecuadas, logrará cambios a nivel integral en la persona que los practica.

Se necesita la "dosis" adecuada

El Método Hipopresivo viene del Campo de la Rehabilitación y la Terapia, por lo que es conveniente utilizarlo como un “medicamento”. Es decir, deberemos repetir su dosis, durante una determinada cantidad de tiempo, hasta lograr los resultados.

Los beneficios no se lograrán si la “dosis” que tomamos no es la correcta,  o si su ejecución técnica no es la adecuada.

Los medicamentos, por ejemplo, se deben tomar dos veces por semana, con las comidas, durante 7 días. Los Hipopresivos también tienen su forma concreta de administrarse y realizarse, y si se quiere lograr esos mágicos resultados, no se puede improvisar. Es decir, necesitaremos un profesional especializado que nos enseñe, que nos ayude a realizar los ejercicios correctamente, que nos evalúe antes y después (para poder comparar resultados), y necesitaremos también continuidad y regularidad en la práctica.

Si todo esto se da, se pueden comenzar a vivenciar los primeros beneficios en unas pocas clases. Especialmente las sensaciones relacionadas con una correcta y mejor respiración, o los cambios en la gestión de la postura corporal. 

En dos o tres meses de práctica sistemática pueden lograrse resultados como la reducción en los síntomas de incontinencia urinaria, la tonificación de la faja abdominal y el piso pélvico, mayor confort postural, menos dolores de espalda y disminución del perímetro de la cintura, entre otros.

Vale aclarar que los tiempos para alcanzar estos beneficios no son para todas iguales, simplemente porque todas somos diferentes. Nuestra genética influirá en los resultados que podamos obtener.

La clave entonces es ENTRENAR con ganas y regularidad,  adaptando los ejercicios a la realidad y capacidad de cada una.