Al que le toca le toca

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Cuando éramos chicos con esa simple frase cortábamos toda queja que pudiera surgir durante un juego que nos tocara en suerte el rol o el elemento que indicaba cierta "pena".

La vida es juego, y en la danza entrelazada de eventos afortunados y desafortunados anteriores a nuestra existencia, contemporáneos a nuestra infancia (cuando aún no podíamos decidir), se marcaron ciertas reglas que tomamos y perpetuamos sin cuestionar, desplegando nuestra apuesta. Luego sobrevinieron las necesarias crisis con lo aprendido, la voluntad y posibilidad de ir cambiando recursos para vivir una vida más plena, en armonía con las personas que vamos descubriendo que queremos y necesitamos ser.

Vamos tomando el recurso "elección de recursos" para jugar nuestro juego, y entendemos que el universo siempre es más amplio que el recorte de formas de pensar y actuar que aprendimos por transmisión directa o indirecta, por UNA forma de interpretación nuestra o de otros. 

No obstante, madurar es comprender también que NO TODO es seleccionable, electivo, optativo. Hay eventos que nos acontecen tengamos o no responsabilidad en esto, hay que actuar desde ahí. Desde donde estemos y como estemos. 

La queja, la angustia permanente o su contracara el enojo, no tienen mayor sentido que la descarga emocional momentánea que nos prepara para la aceptación y el desafío de abordar la nueva dinámica del juego apostando a otras fortalezas que nacen de manera más firme de nuestras debilidades. Amar las debilidades es otro acto de aceptación que nos revela las condiciones por las cuales fueron posibles nuestros talentos.  

Aceptación no es resignación.  

La vida también nos plantea "AL QUE LE TOCA LE TOCA". La pregunta de ¿por qué a mi? es interesante reformularla y preguntarse ¿y por qué a mi no?". ¿Qué privilegio creemos tener en la multiplicidad e infinitud de la existencia? 

Centrarse para seguir la apuesta de manera digna y productiva, descentrarse para aceptar las oportunidades y novedades de esa parte secreta del mundo para nosotros que tuvo que manifestarse justo ahí donde estábamos 

Siempre hay belleza por descubrir y construir...

Esa es la parte del juego donde podemos volver a elegir.