Muchos hombres duran poco tiempo o no rinden lo que les gustaría rendir en una relación sexual. La eyaculación precoz se define por la incapacidad del hombre de poder retardar la eyaculación. Hay dos tipos de casos: terminar antes de penetrar o llegar a la penetración pero terminar velozmente.
La consulta por este tipo de disfunciones es la más frecuente en los centros de sexología del mundo. Los hombres que sufren de este padecer, generalmente tienen un antecedente de gran ansiedad, temor, y una experiencia de rapidez de masturbación durante la adolescencia, ya que para no ser descubierto lo suele hacer rápido lo que lleva a que el adolescente finalice velozmente.
El hecho de que se genere tanta ansiedad en torno a la eyaculación empaña las primeras relaciones sexuales, ya que el cuerpo ha incorporado esta forma a su sistema.
Es importante saber que los supuestos tratamientos caseros que se emplean habitualmente como: pensar en otra cosa, disminuir la sensibilidad local con xylocaina, utilizar doble preservativo, arañar, herirse, morderse la cara interna de la mejilla o la lengua, inhibir los movimientos pelvianos, y/o masturbarse previamente, no son tratamientos eficaces para resolver el problema.
Muchas mujeres se sienten rechazadas, piensan que el hombre no quiere hacerlas gozar, lo consideran señal de indiferencia hacia ellas. Pero pensar así resulta contraproducente y lo que se genera es un refuerzo del problema y perpetuarlo. Es muy positivo, en cambio, que se muestren comprensivas ante esta dificultad, porque esta conducta aporta éxito debido a que el hombre se siente más acompañado.
Cuando se sufre de eyaculación precoz hay que consultar a un especialista que es el único que puede recomendar el tratamiento efectivo.