La postura del mono es de acción sobre la parte media inferior del cuerpo, de manera muy especial sobre las piernas.
Técnica:
-Colocate de rodillas en el suelo
-Estirá la pierna derecha hacia delante
-Apoyá las manos en el suelo, a ambos lados del cuerpo
-Llevá hacia atrás la pierna izquierda
-Separá las piernas tanto como puedas, evitando cualquier esfuerzo excesivo
-Descansá el tronco en el suelo y juntá las manos, por las palmas, a la altura del pecho
-Mantené el tronco erguido, al igual que la cabeza, regulá la respiración y tras retener la postura el tiempo indicado, efectuala invirtiendo la posición de las piernas.
La concentración debe estar en el entrecejo.
El tiempo de la postura es de 5 a 30 segundos, pudiendo hacerse la postura dos veces.
Para poder hacer bien esta asana es necesario insistir considerablemente en su práctica, poco a poco, evitando cualquier esfuerzo excesivo y apoyándote en las manos hasta que cedan las piernas lo suficiente como para poder descansar el tronco en el suelo.
Los beneficios son varios: combate la rigidez de todos los músculos, nervios y tendones de las piernas; fortalece el hueso sacro; mejora el riego sanguíneo a las extremidades inferiores, tonificando las venas; estimula las regiones cocígea, sacra y lumbar; revitaliza los músculos abductores; ejerce una acción muy positiva sobre las vértebras inferiores; favorece las glándulas sexuales y fortalece los músculos glúteos.