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Jue, Abr

Postura del pez: una asana para expandir el pecho y la mente

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 La postura del pez consiste en una suave extensión de la columna con acción en las piernas y brazos, pero además tiene repercusión en el estado de ánimo, permitiendo que al expandir el pecho también se logre una apertura de la mente. 

Para poder realizarla tenés que acostarte de espaldas en el suelo, unir las piernas y estirar las rodillas, colocar las manos con las palmas hacia abajo y por debajo de los muslos. 

Luego doblar los codos y empujar hacia el suelo, levantar el pecho hasta quedar medio sentada, evitando que se levanten las piernas y las nalgas. Las manos y los antebrazos deben hacer palanca para elevar y extender todo el tronco y los hombros hacia atrás y el pecho abierto. 

Inclinar la cabeza hacia atrás hasta que la coronilla se apoye en el suelo, mantener el pecho expandido y lograr que el peso esté localizado en los codos. 

Mantener la postura 15 segundos al comienzo e ir aumentando de a poco el tiempo. 

Con esta postura podés hacer una respiración completa y profunda, llenando y vaciando al máximo los pulmones, manteniendo inmóvil el cuerpo. 

Para deshacer la asana hay que levantar la cabeza, bajar la espalda y relajarte extendida en el piso. 

Los beneficios que tiene es que nos activa el sistema nervioso; alivia el estrés; aumenta la flexibilidad de la columna vertebral; agiliza y robustece el cuello; estimula la función de las glándulas tiroides, paratiroides, pituitaria, pinal y suprarrenales; corrige la mala postura de encorvamiento de los hombros hacia delante y la espalda caída; favorece la capacidad respiratoria limpiando y estimulando los pulmones; abre el corazón brindando un estado placentero de apertura y libertad; fortalece a la musculatura de la columna; abre toda la caja torácica y estira el abdomen; intensifica el flujo de sangre; alivia el asma y la bronquitis y el pecho se abre y se expande, produciendo una sensación placentera siempre que se haya logrado una posición cómoda y relajada.