29
Vie, Mar

Descubrite con la técnica de la autoobservación

Typography

Entre las numerosas técnicas de que dispone el yoga para el autoconocimiento, una es la autoobservación. Ella nos permitirá ir descubriendo qué es lo real y qué lo adquirido y nos hará tener un conocimiento más íntimo de nosotras mismas y una nueva comprensión de nuestras actitudes, hábitos, autoengaños y miedos.

La autoobservación puede ser llevada a cabo en cualquier momento y debe ser desapasionada, muy atenta, libre de todo prejuicio e idea prestablecida, evitando las justificaciones y las recriminaciones.

Sin autoengaños ni evasiones, sin sentimientos de culpa, hay que emprender una observación de todos nuestros procesos anímicos, en su incesante cambio, cotejando incluso cómo unos procesos provocan otros, cómo son nuestras respuestas a los estímulos del exterior, cómo tratan de imponerse nuestros viejos patrones y hábitos, y a qué se deben nuestros temores.

Así, poco a poco esa gran desconocida que llevamos dentro comenzaremos a descubrirla, y sabremos cómo reaccionar ante las diferentes circunstancias y personas ya que sabremos cuál es nuestra personalidad y las tendencias ambivalentes que conforman nuestro carácter. Obviamente nos disgustarán algunas de las cosas que vamos a ir descubriendo y nos confundirán, pero hay que seguir adelante porque en la medida en que practiquemos, haremos más fina, sobria y ecuánime dicha autoobservación.

Concentración en la transparencia:

Es un ejercicio de concentración para ir esclareciendo la consciencia, refrenando las modificaciones mentales y sumergiendo la mente en un estado de máxima quietud. Para ello hay que adoptar la postura de meditación, pausar la respiración,  relajar el cuerpo tanto como sea posible.

Como transparencia es precisamente ausencia, este ejercicio resulta muy difícil de ejecutar. Se trata de ir sumergiendo la mente en un estado de vacuidad mediante la concentración en la imagen de transparencia. Para ello puede seleccionarse una imagen que reporte dicha idea: un remanso de agua pura y cristalina, el vacío absoluto, una plancha de cristal o una barra de hielo.

Durante 10 ó 15 minutos hay que insistir en el ejercicio, sin crear tensión, con el mayor interés posible. La mente poco a poco se irá adiestrando.

Después de tantos años de dispersión mental es necesario proceder con diligencia y perseverancia. El trabajo interior requiere disciplina, energía, tenacidad y recta motivación.