La mente descondicionada

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Unos de los logros que se propone el yoga, y de manera muy especial el yoga mental, es la purificación de la mente y su estabilización. De ahí que existan numerosas técnicas psicomentales, e incluso psicofisiológicas, para hacer posible ese objetivo. 

La mente ordinaria está llena de filtros socioculturales y sometida a condicionamientos que hacen que esté incapacitada para obtener una visión correcta de las cosas, y más aún para poder rescatar una percepción liberatoria. 

Si la realidad tal como es no se rebela, es por las innumerables alteraciones que existen en la sustancia mental y por las identificaciones incesantes a las que estamos esclavizadas. Sin una mente firme y clara, la realidad como tal se escapa y generamos más y más impresiones (samskaras) negativas en la mente subconsciente.

Los samskaras se presentarán una y otra vez salpicando la consciencia y formando un círculo vicioso, porque nos gobiernan, nos someten a contradicciones y crean una forma ficticia de armonía aparente.

La mente ordinaria se caracteriza por su continuo flujo de ideaciones que se mueven en el campo del apego y la aversión, es decir en el terreno de las predilecciones y preferencias. La voluntad interviene así mucho menos de lo que se pueda pensar y somos mediatizadas por sus fuerzas subconscientes. Éste estado genera síntomas nocivos y ansiedades, y además una incapacitación completa para obtener una visión adecuada de las cosas.

La mente condicionada está propulsada por toda clase de anhelos, temores, ansiedad, conflictos internos y compulsividad. Por lo tanto no puede conocer, reconocer, percibir, ni percibirse. Por eso es torpe para la autoinvestigación y no tiene posibilidades de captar la naturaleza original.

Pero la mente no es sólo el pensamiento, éste debe ser sobrepasado para poder entrar en regiones de la mente donde aflora una nueva energía y hace posible la captación de la Sabiduría. Cuando ha sido lo suficientemente purificada, estabilizada y desarrollada, está capacitada para que se realice esa identidad auténtica. Pero como es una labor muy ardua y prolongada, resultará más eficaz si se ponen en práctica las técnicas del yoga interior.

La mente ordinaria está fragmentada, por eso no puede percibir la Totalidad y no opta jamás con entera libertad porque el pasado determina el presente y muchas veces, el futuro porque medimos todo en base a pasadas experiencias y filtros socioculturales.

Una mente descondicionada es aquella que logra emerger por encima de todas las ataduras del subconsciente y de las impregnaciones psicomentales. Es la única mente que merece llamarse yóguica y que revela la verdad. Está libre de identificaciones y puede ver en profundidad, descubriendo las causas y sus efectos, más allá de cualquier actitud egocéntrica. A su vez, halla una energía nueva y poderosa y puede empezar a vibrar expansivamente.