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Mar, Abr

De eso no se habla (sobre todo en las fiestas)

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 Hay una selección de temas que para mantener la paz en una charla es preferible renunciar a la tentación de hablarlos. Ésta es una de las consideraciones a tener en cuenta, sobre todo en esta época de fiestas en las que solemos reunirnos, queremos vernos y compartir cenas de despedida del año, bienvenida del otro, etc.

 Se suele decir que para mantener una buena relación en cualquier círculo, es bueno considerar la omisión de ciertos argumentos. Sobre todo cuando los ánimos están caldeados, por el motivo que fuese.

Entre los hombres y ciertas mujeres propensas a defender las ideas a ultranza, es preciso prescindir de las ganas de hablar sobre temas tales: como religión, política, fútbol y sexo, porque puede elevar la temperatura de la charla a decibeles para nada recomendables. Y si aún la cosa se presenta igual, tener a bien recordar el tacto porque a veces, por efectos varios, una puede enfervorizarse y puede hacer naufragar un intento de festejo; o hacer de algunos, un verdadero dolor de cabeza.

En muchos casos, en las fiestas se reúnen varios integrantes de una familia y amigos, y con algunos puede ser que no te hayas visto en mucho tiempo, con lo cual una puede desconocer el grado de apertura, o lo afecto o desafectos que puedan estar, en relaciones a cuestiones que pueden favorecer la chispa de una discusión.

La idea es poder hablar de diferentes temáticas, polemizando si se quiere, pero de manera adulta y civilizada, sin ninguna disputa, con el simple hecho de charlar y compartir diferentes opiniones.

A veces una, inocente, para romper el hielo en una conversación que nunca se abre, porque tal vez, algunos no se conocen entre sí, tocamos esos temas como caballitos de batalla, pero la verdad es que son propicios para entrar en terrenos por lo menos movedizos en los que el tiro, tiene ciento de posibilidades, de salir por la culata. Sobre todo si hay disparidad de edades entre los que podamos juntarnos.

Además no es raro ver que cuando se habla de fútbol y otros temas masculinos, algunos tienden a enardecerse y cuando no, a veces hasta entonarse con alguna cerveza o algún tinto, con lo cual más probabilidades, todavía, de que salga mal parado.

Ante la duda, hablar de bueyes perdidos pero jamás encontrados, como decía mi papá, no es mala idea. Y la verdad que siempre que lo puse en práctica o vi el ejercicio en otros, la conversación no habrá sido muy profunda que digamos, pero por lo menos, el rato se pasó ameno y todos nos fuimos contentos.

Alguna gente mayor, en general y salvo honrosas excepciones, es un poco reacia a nuevas tendencias. Y por desgracia, muchos, no quieren anoticiarse de que las nuevas tendencias cambian a una velocidad deslumbrante todos los días. Por lo tanto se aferran a sus conceptos que con toda buena intención quieren compartir. Son de los tíos que nunca faltan, de los abuelos que nunca faltan o de los amigos/tíos postizos de las grandes familias de antes, que aún quedan y tampoco faltan.

Entonces para tener la fiesta en paz, hablá del tiempo. Que si está nublado aguará los fuegos artificiales. Que si hace mucho calor. Que si está pesado.

De las estrellas fugaces constituyen excelentes bueyes perdidos con lo cual intentar llegar al otro con respeto y tratar de compartir desde donde se puede y sobre todo cómo se puede.