Después del aislamiento, una nueva oportunidad

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Al tomar conocimiento que para esta pandemia existe la posibilidad de una vacuna en tiempos cercanos, genera en nuestro sentir profundo una sensación de aliento en medio de esta crisis que aún, en muchas personas, cuesta identificar.

 

 

 Sin embargo, tal como en su momento se anunciaba el virus que llegaría de manera inevitable, hoy, con una fecha desdibujada, comenzamos a tener noticias de la llegada del alivio.

A partir de aquí surgen nuevas incertidumbres, relacionadas a ciertos factores como la salud, el desarrollo de la vida cotidiana, el propio sentir, la seguridad, la economía, autonomía y libertad.

Si miramos el ayer inmediato, podemos ver que tuvimos que hacer una adaptación necesaria y vital para asegurar nuestras vidas y la de nuestros seres queridos, y en muchos casos para no sucumbir ante la paralización general de nuestro mundo, tal como vivenciamos hasta ese momento. Pero las acomodaciones no han finalizado, ya que en un tiempo cercano deberemos poner en marcha nuestra vida en ese afuera que muchas personas hoy, todavía tienen cercenado.

Si la pregunta es ¿será igual?, la respuesta probable es no. Este momento en la historia humana sin dudas viene siendo un momento bisagra, en el que posiblemente haya que dar vuelta alguna página en la vida de muchas personas al mismo tiempo.

No será lo mismo

Es una afirmación que está dirigida a cada uno en particular. No nos sentiremos las mismas antes de confinarnos que después, considerando que hay un sentimiento tan intenso de pérdida y tan extensamente colectivo, de manera que traspasa límites y fronteras, no seremos las mismas, aún cuando en lo personal no hayamos tenido alguna pérdida cercana, porque en el entorno donde pertenecemos la animosidad de los que nos rodea puede estar afectada de un malestar generalizado.

Cuando hablamos de perder, es en cualquiera de sus posibilidades, ya sea personas queridas, salud, trabajo, economía y sus consecuencias.

Comprender estos aspectos, nos dejaría saber desde dónde retomar

Partir desde el lugar donde se llegó, mirando hacia atrás solo para no olvidar y valorar lo vivido individual, grupal y colectivamente. Es la gran oportunidad para ser observadoras agudas de los propios procesos y de los del entorno.

Hay una puerta que necesitaremos abrir

Con pensamientos positivos, que conllevan en sí mismo la esperanza de la recuperación, compensación y de lo nuevo por venir, pero bajo una mirada realista, manteniendo una distancia óptima de las situaciones de manera que las podamos ver, reflexionar y resolver en beneficio propio y del entorno. Esta vez, si aprendimos algo, el entorno debe estar presente en nuestro pensamiento al momento de tomar decisiones.

Por otra parte, la mirada realista implica ver con qué contamos y qué no tenemos, revisar qué podemos pedir, qué podemos lograr, para seguir adelante. Cuando abramos la puerta, tenemos que intentar proyectar, planificar, nuestras acciones de cada día, como también aquellas que apuntalen nuestros próximos proyectos.

Es necesario abrir la puerta sintiendo la nueva oportunidad que tenemos aún cuando llevemos la carga de un dolor cercano, o la preocupación de lo incierto.

Posiblemente el encierro físico, nos dejó ver las sombras que teníamos y no nos animábamos a ver, pero también puso luz a un sinfín de situaciones y condiciones que nos ayudarán, cuando llegue el momento de salir, a tomar el camino adecuado.

Posiblemente nos alcancen sentimientos encontrados: deseamos salir, pero nos da miedo, queremos el afuera, pero nos da nostalgia dejar la casa.

Sin dudas este trayecto humano vivido socialmente, deja huellas que si nos quedamos en el resentimiento no nos dejarán seguir, pero si las capitalizamos, valoramos e incorporamos a nuestras vidas como un incipiente aprendizaje, podremos ser y actuar como resilientes fortalecidos.

Necesitamos estrenar la mirada en nosotras mismas y en los otros, para poder reconocernos y reconocer en los demás lo distinto, lo bueno, lo nuevo que éste tiempo nos ha dejado.