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Jue, Abr

#Yomequedoencasa: ¿cómo venimos?

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A partir del brote de Coronavirus y el aislamiento obligatorio dispuesto por el Gobierno, los ciudadanos están descubriendo una nueva modalidad de trabajo 100% remota. Previo al famoso virus, eran 970 mil los argentinos que trabajaban desde casa. Es decir, un 16% de los asalariados argentinos según el ANSES. Además de los freelancers, que por naturaleza son remotos, muchas empresas en los últimos años habían empezado a incorporar el home office como beneficio corporativo.



 Pero hace poco las cosas empezaron a cambiar. Con restricciones al transporte, entretenimiento y turismo, la gente se vio cada vez más atraída (en parte obligada) a quedarse en casa para trabajar. Empresas como Google, Mercado Libre y las principales agencias de publicidad dejaron que todos sus colaboradores trabajen en forma remota.

A medida que fue avanzando la situación, algo que empezó siendo una opción se volvió una obligación, y hoy la realidad de la mayoría de los argentinos es el trabajo remoto.

Según el Gerente de Administración y Finanzas de Grant Thornton Argentina, Marcelo Matilla, el home office perdió su concepto de beneficio corporativo para pasar a ser condición básica de trabajo. Nada ni nadie empujo más la digitalización y el trabajo remoto que esta pandemia.

Los beneficios del home office son conocidos: se evita tiempo perdido en transporte, la persona está más relajada y aumenta la productividad. Esto, combinado con el distanciamiento social necesario para huir de un virus hiper contagioso, puede parecer la situación ideal.

Sin embargo, para Matilla no es el mismo home office al que estábamos acostumbrados: “no es la misma dinámica la que podés tener haciendo home office cuando tu grupo familiar sigue con su rutina, tenés acceso a servicios y bienes sin restricción, un espacio dedicado, que la situación actual en donde todo el grupo familiar convive 24/7. La productividad hoy, bajo estas condiciones, es la mínima que podrías tener en condiciones normales.”

La consultora de recursos humanos Adecco realizó un relevamiento que incluyó a 4635 argentinos para saber cómo estaban llevando el home office. Este reveló que 6 de cada 10 argentinos trabajan más relajados desde su casa que en la oficina. La ausencia de la figura de autoridad en el espacio de trabajo, la posibilidad de tener un horario más flexible y, por supuesto, el estar en casa, pueden ser algunos de los factores que influyen en este sentimiento.

Casi la mitad (42%) le dedica más horas al trabajo desde su casa que en la oficina. Desde la consultora explican que esto se da porque no están las barreras físicas que implican trasladarse al trabajo, y porque se mezclan la vida laboral y personal, lo que hace que cueste desconectarse.

El 60% de los trabajadores está conectado con su equipo de trabajo durante esta cuarentena. Es importante no perder el contacto, y, además, herramientas para esto no faltan: las estrellas Zoom y Teams están arrasando en todo tipo de empresas, sumándose a la ya enorme cantidad de plataformas a las que hay que prestar atención como Whatsapp y los mails. Los empleadores, por su parte, mantuvieron o  aumentaron la comunicación interna para no perder el contacto con sus colaboradores durante este período.

Uno de los miedos que estuvo circulando por las redes es la capacidad de Internet para soportar a millones de trabajadores remotos. Las empresas tuvieron que, en palabras de InfoTechnology, “improvisar la adaptación de sus sistemas a una demanda que sólo crecerá exponencialmente con el correr de las horas y los días” y esto despertó temor en los usuarios.

La ENACOM compartió buenas prácticas para un uso responsable de la red, como evitar la descarga de archivos pesados y priorizar plataformas de trabajo y educación en horarios pico. Desde la Cámara Argentina de Internet descartan un colapso, y su presidente Ariel Graizer afirma que “en los centros urbanos de la República Argentina, la cobertura de Internet permite cumplir sin alteraciones las rutinas del home office, ya que además de la capilaridad se dispone de la calidad suficiente para soportar esta demanda.”

La explosión del teletrabajo es algo que se viene prediciendo hace años, pero no todos estaban tomando medidas para adaptarse. Según Matilla, llegó para quedarse.