María Elena Walsh: un símbolo de nuestra cultura

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 María Elena Walsh, se destacó en la cultura argentina por su estilo innovador al escribir para el público infantil de un modo diferente. En los personajes que creó con sus atrapantes historias, y en sus variadas obras y canciones, se puede descubrir parte de su biografía, además de alusiones culturales, disconformidades con los sistemas políticos y tildes educativos, dejando siempre una reflexión a sus seguidores, lo que la convirtió en abanderada de todas las generaciones.

 María Elena Walsh, nació el 1° de febrero de 1930 en Ramos Mejía, Buenos Aires. Su padre, Enrique Walsh, era irlandés y empleado del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires. Su madre, Lucía Elena Monsalvo, argentina, era ama de casa. Tuvo una hermana y ya tenía cuatro más del anterior matrimonio de su padre.

Su infancia fue muy linda, rodeada de su familia, solía leer y escuchar música. Sus estudios los efectuó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, y fue durante su adolescencia, que inició su etapa de escritora. Desde los comienzos le fue bien, sus versos fueron publicados en revistas y el suplemento literario de La Nación.

“Otoño imperdonable” fue su primer libro de poemas, lo editó a los diecisiete años y por él recibió el premio Municipal de Poesía, además de felicitaciones de parte de prestigiosos escritores hispanoamericanos, como el caso de Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Juan Ramón Jiménez. Ellos consideraban sus escritos de un estilo propio, natural, con juegos líricos, y maduro por su corta edad.

En el año que editó su libro falleció su padre, por ello se volcó con más fuerza en sus escritos, como medio para evadirse y no sufrir tanto la pérdida.

Se unió al Movimiento Literario de La Plata y se recibió como profesora de dibujo y pintura. Para entonces, aceptó la invitación de Jiménez, de ir a su casa de Estados Unidos, donde estuvo medio año. Período que no recordó con la felicidad que pensaba, pero que lo tomó como una enseñanza para su profesión. Al tiempo conoció al escritor Ángel Bonomini y se pusieron de novios, escribieron poemas que publicaron luego en "Baladas con Ángel". Aquí ella acudió a la balada y  reflejó su felicidad al estar enamorada.

No todo era color de rosa, durante el gobierno peronista, a la compositora y cantautora le costó mucho poder ejercer su profesión por no compartir esta ideología. Entonces, para poder trabajar libremente decidió viajar a Panamá, ya que había conocido por carta a Leda Valladares, una folclorista tucumana, quien le sugirió formar un dúo. Así inició esta nueva etapa artística por Europa, ambas vivieron juntas en París y presentaron en cafés  diferentes carnavalitos, baguales y vidalas. Por el nivel de los shows fueron contratadas para ser cantantes exclusivas de Crazy Horse, además grabaron varios discos con canciones folclóricas argentinas y villancicos, recibieron premios y ganaron concursos.

Por su parte, Walsh siguió escribiendo poemas, canciones infantiles, obras de teatro y creando diferentes personajes para los más pequeños.

En 1956 María Elena y Leda regresaron a la Argentina para continuar su gira por el noroeste del país y para promocionar el lanzamiento de sus nuevos discos. Tuvieron excelentes críticas y realizaron presentaciones televisivas.

Mientras tanto, la escritora publicó "Casi milagro", su tercer libro de poemas y escribió guiones de televisión para un programa infantil que, a pesar que tuvo un pronto desenlace, bastó para ser premiado con dos Martín Fierro y para que ganase un Argentores como mejor guionista.

El 1961 falleció su mamá y dos años después se disolvió el dúo que tenía con Leda. Walsh continuó sola con sus espectáculos para niños que hacía en los teatros de la calle Corrientes, pero sin descuidar a su público adulto.

Parte de sus canciones las editó en varios libros, ilustrados por la hermana de Jorge Luis Borges, Norah Borges, y las grabó en discos que fueron muy vendidos y por los que realizó giras por toda América y parte de Europa.   

En sus nuevas creaciones, bregó por la justicia social, el feminismo y el pacifismo, pero sin abandonar registros del folclore. Con su libro “El reino del revés” y como autora de canciones para adultos, como Serenata para la tierra de uno y Como la cigarra, entre otras, fue reconocida como una gran compositora y escritora de todas las generaciones.

El Mono Liso y La Tortuga Manuelita son unos de sus personajes más vanagloriados y conocidos hasta la actualidad por las nuevas generaciones. La literatura infantil argentina dio un vuelco con su llegada, que se desvinculaba del típico género para niños, y hacía de él algo novedoso. Con variados estilos musicales, que oscilaron desde el folclore al rock, los versos de sus canciones hablaron de diversas temáticas, algunas eran de protesta, otras de emigración, peronismo, amor, y muchos de ellos eran autobiográficos.

En la década del ´70 se realizaron films de sus creaciones, ella los escribía y a su vez los producía, tal como hizo con Juguemos en el mundo, con actuaciones de grandes actores nacionales. Los resultados fueron extraordinarios, el público y la crítica le dio su aceptación. Lo mismo sucedió con el teatro.  

Trabajó en el Maipo, cumpliendo uno de sus sueños, y allí estrenó El viejo varieté. Se instaló en España en 1974 y ni bien regresó a la Argentina, El buen modo, una de sus creaciones, la presentó en el teatro Regina.

Nunca cesó de trabajar, a pesar de la censura impuesta por la dictadura, ella escribía igual en contra del sistema, utilizando metáforas y ambigüedades, de esa manera podía plasmar sus pensamientos sin sentirse presa. Generó artículos de opinión con el fin de despertar al pueblo para que supieran los verdaderos movimientos de los gobernantes de turno. Debido a este accionar, fueron censurados todos sus trabajos.

Por esta misma época le diagnosticaron cáncer óseo, inició un duro tratamiento de quimioterapia y varias operaciones por lo que tuvo que dejar a un lado su profesión y avocarse por completo a recuperar su salud.

En los ´90 continuó con sus creaciones para niños y para adultos, se recopilaron todas sus obras completas de las canciones, y en 1997 nació el personaje de Manuelita, uno de los más queridos de todas las épocas, tal es así que tiene su propio monumento en  la entrada de Pehuajó y llegó al cine de la mano de Manuel García Ferré con un film de dibujos animados. También sus personajes se hicieron presentes en estampillas del Correo Argentino al ser símbolos nacionales.

 

Grandes cantantes de la altura de Mercedes Sosa, Jairo y Juan Manuel Serrat  interpretaron sus temas y la homenajearon en diferentes oportunidades.

Recibió innumerables premios y homenajes, la convocatoria del Presidente Ricardo Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia y fue considerada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires.

Mantuvo su vida privada en secreto, pero se la vinculó con tres mujeres a lo largo de su vida, una de ellas, Leda Valladares, otra María Herminia Avellaneda, que era una directora de cine, y por último Sara Facio, una fotógrafa con quien compartió treinta años de su vida y convivió, y de quien además habló en una de sus novelas autobiográficas. 

El 10 de enero de este año, falleció en el Sanatorio de la Trinidad donde hacía varios días que estaba internada tras su grave enfermedad. La velaron en la sede central de SADAIC y sus restos se encuentran en el Cementerio de la Chacarita.

María Elena Walsh sorprendió con sus trabajos y por su estilo de escritura hacia el público infantil. Escribió más de cincuenta libros, veinte discos, y muchos de ellos fueron traducidos a varios idiomas, permitiéndonos que se puedan seguir disfrutando por el paso de los años  sin límites de fronteras.