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Vie, Abr

Zona confortable ¿seguridad o anclaje?

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Algunas veces cuando sentimos que conocemos bien una serie de factores y circunstancias que nos rodea, ese conocimiento, nos permite tener ciertas certezas que nos dejan percibir cierta seguridad. Podemos saber qué hacer en cada situación, porque se repiten una y otra vez, podemos anteceder ciertos resultados, conocer qué maniobras realizar en caso de que algo no funcione o no se obtengan los resultados esperados.

 

  Cuando una persona se siente con soltura para desempeñarse, resolver, decidir, esperar en situaciones o vínculos con ciertas certeza confianza y seguridad, más allá de estar a gusto o no con ellas, puede ser que se tiente a quedarse en esa zona de confort, sin cuestionarse demasiado si hay mejores oportunidades para crecer, cambiar o buscar sus intereses de otra manera o con otras personas.

Lo confortable sería lo conocido, lo seguro, lo que se siente que se domina o maneja con soltura.

El temor a lo nuevo, a no poder dar las respuestas acertadas, a perder los espacios de afecto o reconocimiento, a no saber cómo resolver, puede dejar a las personas en una falsa zona confortable. ¿Por qué falsa? Porque en verdad significa un estancamiento en el crecimiento saludable del individuo.

¿Cómo salir de este atajo?

No es lo mismo pensar ser partícipe activa de la propia vida que controlar la vida o vivir la vida de la manera en que otros esperan que se viva. En estos conceptos se encuentra encerrada la manera en que la persona resuelve su acontecer diario y continuo. Algunas veces sin poder anteponer su verdadero sentir y aceptando con cierto grado de resignación lo que le toca.

Es importante poder preguntarse qué tanto agrada, siente como justa o, sencillamente, que le pertenece esa experiencia que está transitando. En relación a la particular respuesta que cada una puede presentar, podrá decidir y animarse a buscar las alternativas necesarias para alcanzar lo que desean, proyectan o necesitan.

¿Cuáles son los beneficios?

Sin duda salirse de la zona de confort, para continuar con los propios proyectos, es una manera de garantizar el crecimiento personal. Aún asumiendo nuevos riesgos, animarse a más o a lo diferente irá fortaleciendo a la persona mientras transita su propio cambio, considerando tantos los aciertos como los errores, todo sumará antes o después en beneficio propio. Estos aspectos irán afianzando la autoconfianza, y con los resultados favorables, la autoestima también se irá enriqueciendo.

Cuando una persona se abre a más de alguna manera vuelve a poner la mirada en el horizonte, renovando sentimientos de motivación y por qué no de esperanza, que alcanza a los nuevos proyectos. Cuando el motor de la motivación se pone en marcha, también puede ponerse en marcha la creatividad para dar curso a las nuevas ideas.

Algunas estrategias para no boicotearse al intentar salir de esta zona

Para los cambios necesarios o posibles, buscar alternativas que dependan más de una que de la suerte o de otras personas poco confiables, es decir, buscar los caminos más certeros y si esto es poco probable contar con las opciones necesarias para el caso, es decir plan: “ A”, “B” o “C”.

Por otro lado, planificar los cambios pequeños y grandes y el orden de prioridades.

Ver cada obstáculo o frustración como un nuevo desafío, no anteponer la negatividad o el desistir al intento, también son aspectos que pueden resultar significativos para esta puesta en marcha.

Decidirse a participar activamente de la propia vida, es una manera de dejar de estar expectante y solo esperando que otros decidan o cambien y que la suerte acompañe.

La felicidad de estar y participar también nos ayudará a salir del estancamiento.