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Jue, Abr

Acercarse a las emociones negadas, permite alcanzar el bienestar

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Cuando nos pensamos a nosotras mismas, desdoblándonos y nos miramos como desde afuera, suelen surgir auto conceptos y criterios, que dan respuesta a nuestra propia imagen. Ésta es una construcción que lleva tiempo constituirla.

 

 La idea que se tiene sobre una misma, incluye múltiples aspectos y dimensiones. Las experiencias vividas, el entorno, las creencias y mandatos familiares y todas las dimensiones que se implican en la personalidad, conforman ese concepto de sí.

Las personas experimentan distintas emociones a diario, todas ellas acompañan y, de alguna manera, influyen en como se es con los demás y con el mundo. Siendo cada ser único y particular, hace referencia a la manera particular y única en que se auto percibe y cómo percibe al entorno.

De acuerdo a qué y cómo se aprecia la realidad y sus acontecimientos, las emociones emergen. Muchas veces, surgen de manera espontánea, casi sin poder manejar los sentimientos que generan lo que acontece, se intenta razonar, comprender, aceptar, etc., para poder ordenar y dar curso a las acciones.

Otras tantas veces los impulsos de esas emociones son los que imperan y el razonamiento, puede o no llegar, sumando o restando a las respuestas que se dieron.

Es importante mencionar aquí que todas las emociones que experimentamos las necesitamos para nuestro desempeño. Entonces, no habría emociones negativas o positivas, malas o buenas, pero sin duda necesitamos mirar la intensidad de las mismas, la estereotipia con que se las reproduce y la frecuencia con la que se repiten.

Emociones que tienen menos aceptación

Enojo, temor, rechazo y celos son sentimientos que surgen ante la actitud o accionar de algunas personas o ante determinados eventos que acontecen y que tienen consecuencias negativas para una misma, para otros o para el medio.

Hay quienes suelen avergonzarse, negar, o simplemente minimizar este tipo de sentir, no pudiendo hacerlo propio, reconocerlo y aceptarlo tal cual lo están sintiendo.

Es en este punto, donde la persona que no puede identificar lo que siente, comienza a alejarse de las posibles alternativas que tenga para aliviar lo que la enoja, preocupa, incomoda o no desea.

Aceptar a veces es difícil pero saludable

Sucede, que cuando algo que enoja o se teme no se atiende, termina generando mayor malestar. Las tensiones tendrán múltiples motivos para incrementarse, y en ocasiones la acumulación de tensión podría detonar en actitudes y/o acciones exacerbadas e inadecuadas que poco sumarían o resolverían aquello que fuese necesario relajar.

Reconocer que esas emociones nos pertenecen

La capacidad de aceptar que ese tipo de sentimiento habita el propio ser, sería el primer gran punto para avanzar. El punto siguiente, sería identificar con la mayor claridad, qué es lo que en verdad estaría provocando ese sentimiento.

Aquí también el razonamiento puede jugar una mala pasada, si por ejemplo se puede hacer contacto con que una persona o situación lo lleva a alguien a sentir celos o inseguridad, tal vez consciente o inconscientemente intente justificar o negar lo que siente, anulando así la probabilidad de encontrar una solución más adecuada a lo que en sí, se manifiesta.

A partir del momento en que la emoción y lo que acontece es reconocido y aceptado, se puede emprender el camino del entendimiento para encontrar soluciones, acuerdos, templanza, paciencia, etc., en un intento de aliviar lo que tanta tensión provocaba.

Lo saludable, como siempre es el equilibrio

Estas emociones que algunos catalogan como negativas, cuando se manifiestan en la persona de manera moderada, o cuando el razonamiento interfiere para dar una percepción realista de lo que en verdad sucede, dichas emociones resultan altamente positivas.

Enojo, temor, tristeza, rechazo y otros sentimientos, se presentan para dar cuenta del límite, riesgo, dolor, frustración, elección, y otros aconteceres, que se hace necesario revisar para brindar las soluciones que busquen un nuevo equilibrio que conlleve el bienestar saludable, considerándolo un derecho de todos.